Ignacio Ruiz Quintano
Abc
La hermenéutica jurídica en España está en las últimas (lo más parecido a un Emilio Betti que tenemos es Margüenda), con lo que ni Mariano entiende la declaración de independencia catalana que le manda Puigdemont ni Puigdemont el requerimiento de Palacios Rubios (corta y pega de María Soraya) que le manda Mariano para que se lo explique.
–Por ende, como mejor puedo os ruego y requiero que entendáis bien lo que he dicho, y toméis para entenderlo y deliberar sobre ello el tiempo que fuere justo…
Así Jorge III, el Loco, con la declaración de Jefferson, que era demagogo, mas no tonto, y, sin embargo, dice Gellner, afirmó algo absurdo: que sus opiniones, ininteligibles, o en todo caso blasfemas, heréticas y subversivas para un 99 por ciento de la humanidad, eran realmente “evidentes en sí mismas”.
Aquí, el único que dice al pan, pan, y al vino, vino, es Sánchez:
–Hemos pactado una Reforma Constitucional.
Y van en serio. Esa RC separa los poderes, como manda el artículo 16 de la Declaración de Derechos del 89. La Nación legisla (poder legislativo) y el Estado ejecuta (poder ejecutivo), con los jueces, independientes, en medio. El Boletín Oficial del Estado pasa a serlo de la Nación. Los partidos salen del Estado y pasan a la sociedad, intermediarios de la Nación ante el Estado. Se retiran las subvenciones. Los diputados, que ahora sólo representan al jefe de la lista, pasan a serlo de distrito, y se convierten en representantes del elector. Desaparece, pues, el principio de identidad, propio del Estado de Partidos, por el que el votante se identifica con el partido como yo con el Real Madrid, pero el Real Madrid no me representa; es más, su interés no soy yo, sino los otros clubs, sus socios, incluido el Barcelona, al que yo detesto. Legislativo y Ejecutivo saldrán de elección directa y separada por sistema mayoritario (el proporcional no es representativo y afirma al separatismo).
–No taxation without representation!
Mariano y Sánchez.