martes, 12 de septiembre de 2017

Rufufú



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Todos los jefes de partido insisten en que la sedición de Cataluña es contra la democracia, y con eso dejan al margen España, que nunca la ha conocido.

La apelación a “España” puede movilizar a alguien, pero a la “democracia” (quitando América, que la lleva en la sangre) no. Azaña, ya perdido, no apeló a la República, sino a España. Stalin, traicionado por su socio el “cabo bohemio”, no apeló a la Revolución (¡internacionalista!), sino a la Madre Patria. Pero Rajoy (“Su Serenísima”, lo llaman sus flabelíferos), entre la espada de Casares Quiroga y la pared de Portela Valladares, sólo busca enfriar el ambiente: si vienen contra España, hay que tirar del 116, y adiós al cocido; mas si vienen contra la “democracia”, se tira del 155 y estiramos el chicle del consenso un poco más. Su muchachada habla de golpe de Estado (¿Naudé, Malaparte, Tejero?). Y de Hitler, claro. ¡La socialdemocracia y su mágica “reductio ad hitlerum”!
En la tragicomedia de la sedición catalana, el golpe es a lo Rufufú, y las derechas catalanas (tan kelsenianas como las madrileñas) vienen haciendo el butrón, “de la ley a la ley”, desde el 78, y todos reconocemos a Totó, a Gassman e incluso a Cardinale.
“De la ley a la ley” pasamos de una dictadura (luego solemnemente condenada por vencidos… ¡y vencedores!) a una democracia, con Adolfo Suárez en el papel de Francisco de Miranda (el hombre que tachó a los realistas de Cumaná de “catalanes revoltosos”), famoso por su biblioteca. Y “de la ley a la ley” juegan en Cataluña a pasar de región a nación.

“De la ley a la ley” es una “reductio ad dialogum” por la que se elimina del discurso político la idea de soberanía, de modo, dice Buela, que siempre nos están obligando a firmar la paz con los amigos y a renunciar a actos soberanos frente a nuestros enemigos.

¿Leyes y españoles? Si ya en el franquismo fuimos “una dictadura paliada por el incumplimiento” (Gabriel Maura), ¿qué íbamos a ser ahora? ¿La “República de las leyes” de Adams?