A voz en cuello
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Francia pidió ayuda a España y España envió a París a Clotilde, Araceli y Lala, las tres gracias de “la novela madrileña de invierno” de Ramón (que no hay más que uno): Carmena, Sabanés y Rita, la del cuello de cisne, el cisne de Leda, un cisne entre patos, con antecedentes de asalto a capillas, por lo que en la “banlieue” de Saint Denis (“Montjoie Saint Denis!”) todo el mundo estaría al loro de la basílica.
Al decir de Pepe Cerdá, que la padeció durante ocho años de bohemia, París es exactamente lo mismo que Disneylandia, pero para mayores.
–Por eso Disney está allí.
En París, Rita, Carmena y Sabanés son la Ninette de Mihura (Rosenda Monteros en la película de Fernán Gómez) y dos señoras como de Murcia buscando niños (el cisne se trasforma en cigüeña) para traerlos a Madrid a recoger colillas, que es para lo que la Abuela del Pueblo quería, una vez engordados como tudescos, petar de niños el Ayuntamiento.
De cisne o de cigüeña, al lado de Rita estas Carmena y Sabanés son la viva imagen de la pavera de Alfonso, el fotógrafo, que nos trae la Navidad.
Pero, primero que paveras, Carmena y Sabanés son comunistas federovianas (del lunático Nikolai Federov, no del “federalismo” de Snchz y Rivera), el culto soviético causante del mayor daño al entorno natural que se haya conocido jamás.
–La resistencia a las políticas federovianas –nos recuerda John Gray– fue una de las fuentes que desencadenaron el colapso soviético.
Los rusos se rebotaron contra Chernobil y el plan de Gorbachov para redirigir algunos ríos principales. Los madrileños, en cambio, se alegran de verse otra vez conducidos como un rebaño por este par de paveras ignorantes (¡ignorantes hasta el dolor físico!) que, con el pretexto de la polución, los llevan con mofa por las calles como los pastores con “border collie” a las ocas vocingleras en las demostraciones que yo he visto al pie del San Millán, en los veranos de La Demanda.
Las ocas obedecen, pero… ¡protestan!