Bono comulgando
Hughes
Abc
Inquietante noche dominical en Cuatro. Repusieron lo de Samanta Villar sobre los bebés reborn. Salía una mujer con coletas y la casa llena de muñecos. Uno sentado al piano, un bebé-prodigio, ella le agarraba de las manitas y aporreaba el teclado. «Mira, toca “Para Elisa”». Luego Pepa Bueno entrevistó a Ruth Lorenzo, que resultó ser murciana mormona. En la entrevista se acariciaron, se abrazaron y besaron. «Eres terapia», le dijo. Seguro que a Victoria Vigón, la que amenaza a sus subordinados con despellejarlos, no le dicen estas cosas. Luego le tocó a Bono. Creo que fue Losantos el que una vez le llamó Chucky. A mí desde luego me recordaba a los bebés reborn. Parece una creación de la industria juguetera que cobró vida propia. Un ser de silicona del que salen unos cabellos individualizados e inhumanos. Mostraron una foto suya de niño y tenía menos pelo que ahora. Bono hizo lo de siempre: Los del PP sienten «odio social», pero pactaría con Cifuentes. Los de Podemos son extremistas en lo político, pero majos en lo personal. También pactaría. Él mismo se dijo moderado y radical. O sea, que lo es todo y está cerca y lejos de todos a la vez. Es la «equinistancia» (por lo de los caballos, sobre los que no le preguntaron). Tampoco faltó lo de su padre. «Era falangista, ¿sabes?». Cómo no saberlo. El padre de Bono me cae bien, aunque objetivamente la culpa es suya. En el 81 pidió el carné de UGT y del PSOE, completando una evolución muy española. Bono combina la peor retórica de derechas e izquierdas, Bono es el sistema. La última entrevista, anunció, pero sería ingenuo ilusionarse.