Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Me lo dijo el otro día, cenando, un amigo que custodia en un museo armamento de los iberos, que ni siquiera se sabe quiénes fueron:
–Desengáñate, la clave de todo lo que pasa está en Orson Welles.
Y me habló de “F for Fake”, la obra más rara (y más interesante) de Welles; una película y documental (ficción y realidad) sobre el fraude del arte (y su imitación: la vida) al hilo de dos falsificadores extraordinarios: Clifford Irving, que falsificó la biografía de Howard Hughes, y Elmyr d’Hory, que falsificó a todo dios, empezando por Picasso, el del “Guernica”:
–Euskadi se lleva las bombas, y para Madrid, el arte –rabiaría luego en el púlpito Arzallus.
Me acordé de estas cosas viendo a los tragaldabas de la Santa Verificación jurar ante el “Guernica” en la performance etarra de la BBC, y en coincidencia, ay, con Arco y el Carnaval (que en España, desde Larra, todo el año es Carnaval).
Con la mirada más risueña, aquello podía ser “Bola de fuego” (Howard Hawks), pero faltaba una Barbara Stanwyck, que hubiera podido ser Aizpeolea.
Así que, “toda vez que Picasso carecía por completo de ideas”, en palabras de José María de Ucelay (pintor y, cuando las bombas que dice Arzallus, director general de Bellas Artes en el Gobierno Vasco), ¿qué ventilaba el “Guernica” en todo eso?
Para el poeta Juan Larrea, que lo vio componer, el “Guernica”, “aun simbolizando la paz, es un arma de guerra”, y creía que el toro es el pueblo, y el caballo, Franco. Oteiza, que era de Orio, pensando en la Semana Grande, vio que el toro era español, y el caballo, vasco. Pero Granell, que era paisano de Olano (el que abastecía en su guarida al Genio de percebes gallegos de veinticinco uñas), concluyó que el “Guernica” sólo es una translación de la Adoración de los Reyes Magos, lo que explicaría la presencia en la performance etarra de Manikkalingam, que haría de Baltasar, como el concejal de IU en las cabalgatas de Ana Botella.
Dios, qué tropa.