LOS MÁS APTOS PARA LOS QUITES
Antiguamente los quites se hacían de otro modo. La mayoría de las veces no los efectuaban los espadas; se encargaban de ellos, no los que toreaban con más lucimiento, sino los que más aptitudes tenían para hacerlos. A lo mejor, los banderilleros, el sobresaliente de espadas, los más torpes para veroniquear, eran los más aptos para evitar percances. Desde luego, no había, como hoy, un turno riguroso para realizar los quites. Los hacía el que estaba más cerca, el que se decidía antes.
LOS PETOS Y LOS QUITES, 1927 / RAFAEL SÁNCHEZ-GUERRA
LAS TAURINAS DE ABC
EDICIONES LUCA DE TENA 2006
Ignacio Ruiz Quintano