martes, 30 de octubre de 2012

Guerras

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    En Barcelona, una diputada socialista ha escrito a Bruselas, sede de la Otan, porque tiene visiones de sí misma cual Fay Wray manoteando en las agujas de la Sagrada Familia contra los cazas de García Morato enviados por “Madrit”, donde un diputado de la Esquerra propone a los diputados ir en Metro, aunque nadie sabe qué gana el Estado transportando a Irene Lozano en el Metro. ¿Más guerra?
    
Tenemos en Miranda de Ebro la guerra del chacolí, cuya DO reclaman los vascos. Tenemos en Baleares la guerra del podenco ibicenco, pues en Mallorca lo llaman “podenco balear”. Y tenemos en Barcelona ese video de alcaldes del PP buscando las paces (?) con un canto al olimpismo, al sol y a los fogones mediterráneos que recuerda un poco a aquel manual escolar de Fernández Flórez que ponderaba al buey como animal útil al hombre por su fuerza, por su carne y por su leche, mientras en Barcelona los independentistas más aprensivos esperan un “Sandy” garcíamoratesco de cazas centralistas sobre la Sagrada Familia, que ya no es la que nos vendía Carmen Rigalt con aquel “¡Que se jodan!” (los monárquicos recalcitrantes) cuando la boda de Doña Letizia, pues entonces los progres todavía les decían a todas las novias lo que toda la vida les han dicho los andaluces: “Te merecías un trono / por salada y por bonita”.

    –Me alegro del suceso, si han de ser felices –dijo Franco a Pemán cuando la boda de los Reyes–. Pero no crea que era sustancial el tener que ser la novia de sangre real. Hay en España no pocas muchachas que sin ser personas reales merecen un trono.
    
Fue el argumento sentimental (sin citar fuente) de los progres. Ahora resulta que para Rigalt la princesa es “una teresiana atormentada y tirando a cursi”.

    España parece una guerra perdida.