lunes, 12 de octubre de 2009

COLÓN, EL PALENTINO

Colón barcelonés -que apunta a África- de Gallardo

COLÓN, SOBRINO DE FERNANDO EL CATÓLICO E HIJO ADULTERINO DEL ALMIRANTE DE CASTILLA DON ENRIQUE ENRÍQUEZ. LOS DOS COLONES: JUAN CRISTÓBAL EL PALENTINO Y CRISTÓFORO EL GENOVÉS. EL HOMICIDIO DEL ALMIRANTE VINDICANDO SU HONOR

Por César González-Ruano
Heraldo de Madrid, 30 de Diciembre de 1929

Colón, en el imaginario de la izquierda

Una vieja y leal amistad me une a Fernando de la Quadra Salcedo, el poeta integral del Pirineo y, sin duda, uno de los mejores genealogistas y heraldistas de nuestro tiempo. Bien: Quadra está en Madrid. Y viene a Madrid a rebuscar en el Archivo Histórico Nacional algunos documentos que se relacionan con una importante hipótesis colombina audaz y erudita a la vez...

Todas las grandes cosas vienen a afluir al café. El café es la vida nacional y la Bolsa de los valores intelectuales. He aquí nuestra conversación...

-Sí; se puede asegurar -me dice- como cosa cierta que Colón, el Colón español, es de Palencia. Pascual Madoz, en su Diccionario, dice nacieron en "Plasencia" los padres de Colón, coincidienco con la afirmación de Fernando Colón en la vida de su padre. Y por ese camino vine a iniciar mi hipótesis. Claro es que la comprobación de que Madoz confunda Plasencia con Palencia es cosa clara, en la que no merece la pena insistir.


"Dicto Jacobo Columbi, ciudadano de la ciudad de Barcelona,
que sentenció en un laudamio entre un cabildo y una comunidad."



-Existen dos personajes completamente distintos y determinados por el mismo hijo del almirante, Cristóbal Colombo, llamado "el Viejo", genovés, aunque al servicio de soberanos diversos, y Cristóbal Colón. Ambos, según Fernando Colón, se conocieron en Lisboa y "anduvieron cosas de navegar juntos". A raíz del naufragio de la flota genovesa en el cabo de San Vicente tuvo lugar la acogida u hospedaje que dispensó en su casa el entonces portugués Cristóbal Colón al corsario, llamémosle así, Colombo el genovés.

-¿Y es entonces cuando Colón, el español, descubre...?

-Entonces Colón, nuestro Colón, ya casado con la genovesa Perestrello, advierte la infidelidad conyugal, y sorprendiendo a su mujer con Colombo, lo hiere gravemente, muriendo éste al poco tiempo de resultas de este suceso. Éste, y no otro, es el marino de quien se afirma por Fernández Oviedo y más tarde por Herrera y el Inca Garcilaso que murió en casa de Colón, y que en el lecho de muerte facilitó su documentación náutica sobre unas islas al Occidente al Colón español, de lo que también habla Humboldt en Los precursores del descubrimiento de América.

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Colón pasa la raya de Portugal con su hijo pequeño, Diego, en brazos. La justicia portuguesa le forma aquel proceso criminal de que habla el rey Don Juan II en su carta a Colón comunicándole que puede volver tranquilo a Portugal, pues quedará en suspenso el referido suceso. Sin embargo de esta promesa del rey, hecha después del primer viaje, casi diez años después, la jurisdicción canónica interviene definitivamente en el delito de adulterio, privando a la familia de la mujer de Colón, la Muñiz de Perostrello, de la capilla de la Piedad, del convento de carmelitas de Lisboa.

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No fue por capricho la huida de Colón a Palos de Moguer, sino por dos razones fundamentales: una, su amistad desde niño con los franciscanos, en cuya Orden se educó, primero en santa Clara de Palencia, y después, en Pontevedra. Otra, la señora de Palos de Moguer era de la familia del almirante Enríquez. ¿Me preguntas qué tiene que ver Colón con el almirante Enríquez? Pues Colón era, nada más, que su hijo. Sí, sí; su hijo. El segundo almirante de Castilla, hijo, a su vez, de don Fadrique Enríquez, cuya momia se venera como Santo Cristo en Palencia, tuvo entre sus trece hijos uno adulterino, que fue Colón, hijo de una hermosa vecina del barrio de Santa Clara, y dedicada, como su marido Colón, al negocio industrial de las tenerías. La vecindad de los Colón en Palencia, aunque de origen catalán, es indudable y comprobada. Esta escritura de venta censual del templo de Santa María del Mar, de Barcelona, que te enseño, afirma que Diego de Colón era ciudadano en la ciudad de Barcelona a principios del siglo XVI. La grafía es así: "Dicto Jacobo Columbi, ciudadano de la ciudad de Barcelona, que sentenció en un laudamio entre un cabildo y una comunidad."

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-Pero hay más. Su firma, sobre la que tanto se ha trabajado, es preciso leerla a la luz de una pura latinidad. ¿Cómo firma Colón? Después de unas letras más bien de carácter notarial, escribe: "Cristofereus". Este nombre equivale, según mi teoría, a "Cristóbal Enríquez", puesto que el nombre Cristóbal (el que lleva Cristo, como se llamó el santo) se traduce por "Cristofer" y así se llamaron los reyes de Dinamarca. Y entonces ese "eus" es forma participal del verbo "fero", lo cual sería una redundancia que no se concibe en un buen latinista como era Colón; o es, sencillamente, la escondida sílaba en la que ocultó Colón el glorioso apellido de su progenitor el almirante Enríquez. Sobre este argumento quedé pasmado al estudiar los cuarteles de las armas que Colón estatuye en un mayorazgo, cuando dice: "Mis armas que yo dejaré después de mis días."

Nadie hasta ahora ha descifrado ni intentado descifrar las armas de Colón; es decir, de la famosa banda que son sus armas puras. Pues bien: se trata de la banda que concedió el rey Alfonso a todos los palentinos por haberle ayudado en sus campañas, para que llevasen a las mujeres en sus tocados y los hombres en las corazas. Éste es un hecho incontrovertible. Los Reyes Católicos permiten a Colón el uso de las armas del castillo y el león, que son las mismas de la casa de Enríquez, y que hubiese sido un otorgamiento absurdo de no tratarase de un Enríquez, aunque adulterino, como Colón, que tenía cierto derecho a llevarlas. Para terminar el capítulo del blasón, he de decir que el ancla, pieza de otro de los cuarteles, es siempre símbolo de almirantes; pero que no la usan más que en número de una. Y Colón blasona su escudo con cinco. ¿A qué cinco almirantes pueden referirse? Ya nos afirma su hijo Fernando que decía su padre que no era él el primer almirante de su familia. Él, conocedor de su familia, organizó las cinclo anclas, porque era él el quinto almirante de la casa de Enríquez, siendo su padre el segundo y dos de sus hermanos el tercero y cuarto.

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-Si estos argumentos, tratados rápidamente, no fueran bastante para alumbrar el misterio de la vida de Colón, para nosotros claro, acudiremos a sus mismas palabras cuando, viudo ya, dice que le era imposible nupciarse con Beatriz Enríquez, la mujer que cooperó en su obra y fue la madre del historiador Fernando Colón. La consanguinidad en grado muy próximo, no dispensada entonces como ahora, es la única justificación de su frase y actitud, si no, inexplicable. En cuanto a su parentesco con Fernando el Católico, razón por la que fue ayudado por los reyes en su empresa, basta saber que doña Juana Enríquez, madre del rey católico, era hija del almirante abuelo de Colón, y por consiguiente D. Fernando de Aragón estaba emparentado en los primeros grados de consanguinidad con el rey. La misma explicación tienen los dos años que asistió a la mesa del duque de tarifa, casado con una Enríquez.

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Esto es algo de lo mucho que me ha dicho mi ilustre amigo en esta mañana madrileña en el café.


"Mis armas que yo dejaré después de mis días."