lunes, 29 de septiembre de 2025

Corrida Concurso de Ganaderías. Una pasarela del verdadero toro de lidia (y cuando el toro aparece las -inas salen corriendo). Márquez & Moore


Los 6 Toros









 JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ


En la parte superior del arco mudéjar que es la puerta grande de la plaza de toros de Las Ventas hay un cartel hecho de azulejos en el que pone la inscripción «Plaza de toros», que actualmente se encuentra tapado por unas lonas de ésas que ponen en los edificios cuando amenazan ruina. Los que colocaron aquel cartel, acaso el arquitecto Espeliú o vaya usted a saber quién, en vez de la palabra toros podían haber puesto otra palabra como caracoles o cabras pero decidieron poner la palabra toros porque el toro es el que da el sentido al espectáculo denominado «los toros». La corrida que se ha dado hoy en Madrid hace honor perfectamente al letrero en lo tocante a los toros, porque hoy hemos tenido la ocasión de ver una señora corrida, anunciada como corrida concurso de ganaderías, aunque lo mismo  podían haberla titulado pasarela venteña del toro de lidia. Antes de que todo se pervierta, y eso va a ocurrir a partir del próximo jueves cuando comience la Feria de Otoño 2025, y empiecen a salir por la puerta de chiqueros animales a los que la avidez de sus ganaderos o el cálculo interesado ha ido mermando de sus características más agresivas u ofensivas en aras de la creación de unos animales de comportamiento previsible cuya sola presencia en la plaza ya provoca el sopor; antes de ese déja-vu, la empresa ha querido programar una auténtica corrida de toros en la que seis galanes de diversas ganaderías han proclamado la inmutable verdad del toro de lidia, cada uno de ellos con sus personales características.

Para este festín del toro de Lidia se eligieron las ganaderías de Concha y Sierra, Palha, Partido de Resina, Murteira Grave, José Escolar y Rehuelga. De ellas la que acredita mayor antigüedad es la de Concha y Sierra, 1882, y la más moderna la de Rehuelga, 2007, Entre ellas puede decirse que está la historia íntegra de la ganadería brava. Hace mucho tiempo que no veíamos un toro de Concha y Sierra, acaso podemos recordar un novillo hará un par de años, pero el recuerdo mítico de esta ganadería es que no soltaba dos toros con la misma capa y que prácticamente no echaba toros negros. Bien es verdad que esta vacada ha sufrido innumerables vaivenes y parece casi un milagro que se mantenga esa preciosa divisa blanca gris plomo y negra después de tantas circunstancias como han rodeado la existencia de esta ganadería que incluso fue propiedad de un tal King Ranch, una sociedad norteamericana que se embarcó brevemente en la cría del toro bravo. El toro de Concha y Sierra se llamaba Mañiquito, número 28, y era de capa negra bragada y meana, badanudo y degollado, de gran presencia y seriedad, acaso un poco blando, aunque la protesta que se generó pareció excesiva. Muchos preferíamos ver al de Concha y Sierra que al sobrero. A su salida quiso hacer un guiño a su estirpe, a aquellos toros saltarines del siglo XIX, tratando sin éxito de meterse al callejón junto al burladero del 9. No fue un toro que plantease grandes problemas a su matador, salvo la seriedad de su presentación y que se tiraba más rato mirando al torero que a la muleta. En el caballo no dijo nada.

Al de Palha le esperábamos con ganas, recordando el juego de sus hermanos en la corrida con la que se inauguró la temporada en Las Ventas. Su nombre era Saltillo y su número el 341, su capa negra y listón, hondo y serio. Se arrancó con viveza y alegría al caballo montado por Carlos Prieto empujando con fuerza y vigor, sin cabecear, metiendo los riñones y dándonos la que probablemente haya sido la más emocionante suerte de varas de toda la temporada. El piquero agarro bien el puyazo y contuvo gallardamente la tremenda acometida del toro que a punto estuvo de echar abajo al jinete y a la montura, quedándose encelado bajo el peto sin que Miguelín Murillo viera la manera eficaz de sacar al toro de ahí mientras Prieto seguía defendiéndose a base de puya, haciendo de todo al toro y soliviantando a la cátedra, que finalmente estalló cuando el franco galope del toro a la segunda vara fue recibido con un feo marronazo trasero que acabo de desgraciarle. El de Palha no dio facilidades en banderillas donde se encontró con la solvencia acreditada de Ángel Otero que volvió a dejar las señas de su suficiencia. El toro duró poquísimo en la muleta debido al gran y pésimo castigo que había recibido en varas.

Excitado, número, 21 era el cárdeno que trajo a Madrid Partido de Resina. En dos domingos consecutivos hemos tenido la ocasión de contemplar cuatro toros de Partido de Resina en Las Ventas y llama la atención, frente a la uniformidad aburrida y tediosa de tantas y tantas ganaderías, cómo cada uno de los cuatro toros ha sido distinto en temperamento en comportamiento y en intenciones respecto de sus hermanos. El toro, largo y muy en el tipo de la casa, acudió por tres veces a la montura de Juan Manuel Sangüesa, entrando al relance la tercera, pero cumpliendo suficientemente en las tres. El animal demandaba distancia y Gómez del Pilar tuvo la generosidad de dársela, acaso también porque el toro no consentía las cercanías, aunque el coleta acabó embarrándose ante la embestida de este Excitado, que demandaba ante él a un torero de mayor alcance, porque las excelentes condiciones del toro necesitaban enfrente a un hombre de más claridad de ideas: este Excitado era un toro para encumbrar a un torero, un toro que nos llevó a recordar cómo desde Antonio Bienvenida hasta Antonio Ordóñez, César Girón  o Paco Camino se las han visto con este singular ganado al que en la actualidad dejan en manos de Sánchez Vara y otros «legionarios». Toro completísimo, con una espectacular muerte de pura bravura, que es uno de los mejores toros que se han lidiado en Las Ventas en esta temporada, que se fue haciendo dueño de la situación poco a poco, haciendo prevalecer su personalidad y la franqueza de su brava embestida. Fue despedido con una fuerte ovación y nos quedamos sin saber por qué don Roberto Gómez Guillén no estimó que podía sacar el pañuelo azul para que se le diera  la vuelta al ruedo.

Por parte de Murteira Grave compareció Pinanto, número 71, cuyo cuajo fue saludado con palmas de aprobación por el respetable y que resultó tan áspero y correoso como descastado.

José Escolar trajo desde Lanzahíta al cárdeno Consejero I, número 64, 485 kilos de señor toro para tapar las bocas de los que dicen que en Madrid sólo queremos mastodontes. Fino y de gran trapío y seriedad, cumplió en las dos varas que tomó y en el último tercio demostró cierta «bondad» que ni supo ni pudo aprovechar Javier Herrero. El hombre quiso parar al toro a base de verónicas, que es justamente lo que no demandan los toros de Escolar, y si no que se lo pregunten a Robleño, que es el que más sabe de esta ganadería. Digamos en su descargo que venía a Madrid con tres corridas el año pasado y sin apoderado y que el de Escolar no era ni mucho menos una monja de la Caridad.

Medianero, número 2, de capa cárdena clara y de astifinos pitones fue el toro de Rehuelga que puso punto final a la espléndida tarde de toros que se ha vivido hoy en Las Ventas. Entró por tres veces al caballo y llegó a la muleta con viveza y sin dar facilidades. La faena se desarrollaba por los senderos de lo vulgarcito hasta que, cuando menos se lo esperaba, el toro prendió a Gómez del Pilar y se hizo con él, dando la impresión de que le había calado. El madrileño no se amilanó y sacó lo mejor de su tarde en forma de naturales de frente, incrementada la emoción del pase con la viveza y la casta del toro. 

En cuanto a los toreros, Rubén Sanz vino a confirmar la alternativa que le dio El Juli en 2009 y a hacer su presentación en Madrid. Dio algunas pinceladas del arte que, según sus partidarios, atesora pero la principal imagen que dejó fue la de su bisoñez. Javier Herrero planteó dos trasteos largos y sin un plan muy definido. Gómez del Pilar es el único que se dio cuenta de que estaba en una corrida concurso y trató a sus oponentes con arreglo a esa premisa. Su primero el de Partido de Resina puso en evidencia sus carencias frente a un gran toro y en su segundo justificó el cartel que tiene frente a corridas de las duras. 

En tres domingos consecutivos, con el toro como protagonista, nadie ha tenido la ocurrencia de andar pegando chicuelinas, pases cambiados por la espalda, manoletinas o cualquier otro pase o lance acabado en -ina. Se ve que cuando el toro aparece, las -inas salen corriendo.





ANDREW MOORE













FIN