lunes, 26 de junio de 2023

El loco de Rochester

 Odiamos el fútbol moderno

Brighton, UK

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Él, como hombre de acción, tenía tres normas: que la verdadera acción reside en la reacción del enemigo; que el enemigo incitado y guiado en su reacción es nuestra mayor fortaleza; y que las tácticas, como la vida, requieren moverse al ritmo de la acción.


    –Una táctica significa hacer lo que puedas con lo que tengas.


    Él mismo refiere su mítica campaña de 1964 contra un gigante de la fotografía, con sede en Rochester, Nueva York, literalmente dominada por la corporación. Acude a Rochester invitado por un grupo negro que le pide ayuda para organizar el gueto para conseguir igualdad, después de un violento motín racial que ocasionó la intervención de la Guardia Nacional. Es recibido en pie de guerra. La prensa del lugar, muy hostil hacia su figura, le pide su opinión de Rochester como ciudad: “Es una enorme plantación sureña trasplantada al norte”, contestó él. Entonces le preguntaron por qué se entrometía en el gueto negro después de “todo” lo que el gigante fotográfico había hecho por los negros. Él los miró perplejo y respondió: “Puede que sea un ingenuo desinformado, pero a mi entender lo único que ha hecho ese gigante fotográfico respecto de las cuestiones raciales en América es crear la película a color”. El chascarrillo provocó la furia del gigante, que podía soportar los ataques e incluso los insultos, mas no las risas.


    La risa provocó tal furia irracional que sus reacciones llevaron al gigante a su caída. De aquí su corolario: el humor, anotó en su “Tratado para radicales”, es esencial para el éxito de una táctica, ya que las armas más poderosas conocidas por el hombre son la sátira y el ridículo. Su resumen es que, esencialmente, la vida es una tragedia, y la comedia es exactamente lo opuesto: “Si uno modifica unas cuantas líneas de cualquier tragedia griega, la convierte en una comedia, y viceversa”. Cuando llega a la ciudad, tiene claros sus objetivos:
    –Rochester se enorgullece de ser una de las joyas de la corona de la cultura americana. Tiene grandes bibliotecas, universidad, museos… y su famosa orquesta sinfónica.

 
    ¡La orquesta sinfónica!


    Él sostenía que el poder siempre gravita hacia los que tienen dinero, y que aquellos que no lo tienen, les siguen. Los recursos de los poseídos son, según sus cuentas, nada de dinero y muchísimas personas. “Las personas tienen sus cuerpos. ¿Cómo pueden usarlos? Utilizando el poder de la ley y forzando al ‘establishmen’ a obedecer sus propias reglas. Centrándose en tácticas con las que la gente disfrute”.


    Conque la orquesta sinfónica de Rochester, ¿eh? “Propuse comprar cien entradas  para uno de sus conciertos, uno en el que la música fuera suave. Los cien negros del gueto a los que se les había regalado una entrada cenarían antes del concierto en la comunidad, en un banquete de tres horas de duración, en el que no se serviría nada más que alubias cocidas. Las consecuencias en el concierto serían las lógicas…” Examen de la táctica: primero, el disturbio se situaría fuera de la experiencia de los ricos, que se esperan siempre lo típico y ni en sus peores pesadillas hubieran imaginado un ataque a su joya cultural, la afamada orquesta sinfónica de Rochester; segundo, la acción ridiculizaría la ley, ya que las leyes no prohíben funciones naturales del cuero humano. “¿Qué podrían hacer? ¿Exigir que la gente no comiese alubias antes de acudir a un concierto? ¿Anunciar al mundo que los conciertos no se verían interrumpidos por flatulencias? Meterse a tratar el tema arruinaría el futuro de la temporada sinfónica. ¡Imaginad la tensión al inicio de cualquier concierto! ¡Imaginad el agobio del director de orquesta al alzar su batuta!”


    –La táctica satisfacía además otra regla: que nuestra gente tiene que divertirse con ella. Los negros del gueto se morían de risa cuando se les propuso la táctica: conectaba con su odio a los blancos que los oprimían.


    Por cierto, que Pitágoras fundó una religión el primero de cuyos dogmas era abstenerse de comer alubias, pues era pecado, circunstancia que nuestro hombre, Saul Alinsky era su nombre, no mencionó al consejo municipal de iglesias que lo contrató para luchar contra el racismo en el Rochester de 1965, y de cuya figura me he acordado por el activismo, a base de inteligencia y humor, hoy, aquí, de Coto Matamoros contra la TV cultural que en España promueve, con dirección o sin ella, campañas de descrédito como la sufrida por el futbolista Vinicius Jr. sólo por el mero hecho de haberse erigido en la figura del Real Madrid, club que absorbe todo el rencor autonomista de una nación, la más vieja del mundo, agotada y echada a perder.

 

Saul Alinsky


UN CAJERO AUTOMÁTICO


    ¿Premier o Champions? ¿Truco o trato? La respuesta depende de lo que en su momento gane Guardiola, padre del pepismo, el ismo del Relato, que este año ha donado su prima de Champions a los pobres del City, que también los tiene, y que han hecho suya, con motivo, la jaculatoria de Fabio Capello: “Felicidades por la Champions, ha estado sosteniendo el cajero automático durante siete años. Puede permitirse dejar en el banquillo a jugadores como Foden, Julián Álvarez, Mahrez...” La imagen es tan potente que ahora, cuando uno mira a Guardiola con la Champions del City, ve a López Vázquez en “La cabina” de Mercero.

[Lunes, 19 de Junio]