martes, 30 de mayo de 2023

Hiroshima y Bilderberg


Pons con los pobres

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    La mejor contextualización de la leyenda del  “Guernica” se la oí una noche, de cena con “Los amigos de Julio Camba” en Casa Ciriaco, a Blanco Tobío, que en Nueva York fue una vez a ver el cuadro, pero había cola de las grandes, y preguntó a su amigo el director del Museo qué esperaba ver esa gente: “¡Ah! ¡El horror de aquel bombardeo, vergüenza de la Humanidad!”


    –Y entonces, ¿qué guardan para Hiroshima? –contestó Tobío.


    Para Hiroshima guardan la cumbre de los Siete Grandes, que han alumbrado “un consenso de inspiración europea” (cuando el consenso entra por la puerta la democracia sale por la ventana) para dirigir la vida de los demás, que somos los pequeños. La presencia de Rishi Sunak, a quien nadie ha votado, en Japón da a la reunión un aire a remake de “The Party” (1968) de Blake Edwards, aunque la sonrisa se tuerce cuando los ves con Sleepy Joe depositando coronas donde la bomba, como si la bomba hubiera sido un meteorito, que a lo mejor es otro “inspirado consenso” para engatusar a las nuevas generaciones, a la espera de lo que en “Oppenheimer”, que ahora se estrena, nos cuente Christopher Nolan.


    Mientras, en Lisboa, se cita la gente guapa del club Bilderberg.


    –Los villanos de Bond se reúnen en su refugio de montaña para tramar la dominación mundial –tuitea James Woods sobre una noticia de Fox: “Grandes nombres de la IA se reunirán secretamente en Bilderberg”.


    El académico Cebrián, que en su día, y en sustitución de Suárez, el del aeropuerto, “que no hablaba inglés”, fue invitado al grupo por Guido Brunner, el embajador de los convolutos alemanes, sostiene en sus memorias que la mala fama de Bilderberg es “una leyenda tejida por periodistillas de tres al cuarto en torno al club”.


    Este año, el español de más copete invitado a estos ejercicios ignacianos es “Gonzáles Pons” (sic), del “European People’s Party”, seguramente el mejor novelista español de la Santa Transición, que tiene el don literario del erotismo a lo Catherine Millet. La presencia de Pons en Lisboa da a la reunión un aire a remake de “Il Decameron” (1970) de Pasolini, con nuestro hombre entreteniendo el aburrimiento del encierro con cuentos a lo Bocaccio.


    ¿Y estos personajes que hoy se pavonean en Hiroshima y en Lisboa dirigen el mundo? No, sólo son mandaderos de quienes de veras lo hacen, pero a los pobres les gusta pensar que los ricos conspiran contra ellos, y para un pobre, rico es cualquiera que lleve los calcetines de Trudeau o que disponga de tiempo para escribir las novelas de Pons.


    Pobres pobres. El “consenso de inspiración europea” es la socialdemocracia, un mixtolobo de liberalismo y comunismo, los dos perímetros de seguridad creados por los ricos para impedir, con el liberalismo por las buenas o con el comunismo por las malas, el acceso de los pobres al mando.

 

[Martes, 23 de Mayo]