Las obsesiones de este tipo con el Real Madrid, que no le quiso fichar, no tienen límites. Tildó de "indecente" la compra de Ronaldo, pero dio el visto bueno a las de Chigrinski e Ibrahimovic. Enamorado de Guardiola, ahora ha hecho hilo con Mourinho, al que toma por un funcionario suyo y, a imitación de Rubalcaba, lo quiere militarizar. Contra Mourinho, cada día una majadería. Con Ovrebo en el recuerdo, Mourinho volverá a ganar en Europa cuando las ranas críen pelo.