A Tomás de Aquino, siendo estudiante, le pusieron el sobrenombre de “el buey de Sicilia”, a pesar de que su lugar de nacimiento está cerca de Nápoles, y esto no le impidió a la ciudad de París considerarlo simple y concretamente como parisino porque había sido una gloria de la Sorbona, a tal punto que la ciudad propuso enterrar sus huesos allí cuando falleciera. O bien, para mencionar un contraste más obvio con los tiempos modernos, considérese lo que se entiende en el lenguaje moderno por “profesor alemán”.
SANTO TOMÁS DE AQUINO / G. K. CHESTERTON
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