Ignacio Ruiz Quintano
Abc
El cénit cultural del Régimen del 78 es el descubrimiento de la sexualidad del autor del Quijote, financiado por el Estado y dirigido por Amenábar, que viene a ser como aquel bobo que el mejicano Alfonso Reyes, para quien la chifladura exegética era una especialidad española, conoció en sus años de Madrid: era un bobo de libro, dispuesto a descubrir la traza del Quijote a base de barajar las letras de cada frase de la obra para reconstruir así otras frases que, según él, revelaban el pensamiento oculto de Cervantes. En sus más altas regiones del espíritu, España se reduce a un “Conversaciones Sabadell” entre Sánchez, que te platica sobre la infancia soriana de Machado, y Amenábar, que te echa cuentas de los novios de Cervantes en Argel.
El puré cerebral del españolejo medio, batido durante décadas por todos los medios audiovisuales (públicos y privados) del Régimen, nos hace incluso desear la llegada del invierno nuclear, a cuyo espectáculo contribuiremos con un cinco por ciento del PIB, a sabiendas de que el PIB de los economistas es como el drógulus de los filósofos (cosa que Emmanuel Todd explica con ejemplos prácticos Rusia-Usa en “La derrota de Occidente”).
–¿Qué es un drógulus? –interrogaba en la BBC el filósofo Ayer al padre Copleston–. Bueno, digo yo, no puedo describir lo que es un drógulus porque no es la clase de cosa que usted pueda ver ni tocar, no tiene efectos físicos de ninguna clase, sino que es un ser incorpóreo. Y usted dice “Bien, ¿cómo puedo decir si está allí o no?” y le contesto “No hay forma de decirlo. Todo sigue justo igual esté allí o no. Pero el caso es que está allí. Hay un drógulus justo detrás de usted, espiritualmente detrás de usted.” ¿Tiene eso sentido?
El invierno nuclear al que nos arrastra el triunfalismo neoliberal con su cinco por ciento del PIB no será el de los 80, con las nubecitas negras que cantaba Winnie the Pooh, sino la irradiación de los mil soles en el cielo de Oppenheimer (“soy la muerte que destruye a los mundos”) por el negocio de lo que el “hillbilly” JD Vance llama “congelación del conflicto” (Trump no tiene opinión: vive rodeado de palmeros corporativos que le dicen que la movida nuclear la ganan ellos con la gorra MAGA) en su guerra por poderes contra Rusia, donde Ucrania pone la carne, la UE pone el dinero y Usa pone el armamento.
Recogido en “Humo humano” por Nicholson Baker: “Aviones rusos soltaron tarjetas de Navidad sobre las tropas alemanas del frente. Era el 24 de diciembre de 1941. Una fotografía mostraba un paisaje invernal cubierto de innumerables cruces de madera, cada una con un casco alemán encima, mientras aves carroñeras las sobrevolaban. Decía: ‘Espacio vital en el Este’.” Finísima refutación del “Lebensraum” del nacionalismo alemán, al que, desde luego, no pertenece Peter Sloterdijk, entre cuyas líneas hallamos el lema más indicado para la Otan botaratera de Rutte: “El infierno es la imposibilidad de extenderse”.
[Viernes, 17 de Octubre]

