lunes, 22 de abril de 2024

Tercera novillada con picadores, con lecciones para los nuevos aficionados. Pasó una oportunidad. Campos & Moore


Aloi Los Chospes!


PEPE CAMPOS


Plaza de toros de Las Ventas.

Domingo, 21 de abril de 2024. Tercera novillada con picadores de la temporada. Un cuarto de entrada. Tarde primaveral.


Novillos de Los Chospes (origen Domecq, producto Daniel Ruiz), bien presentados; primero playero, segundo y cuarto veletos; con diferentes capas, castaños (2º, 4º y 6º), negro salpicado (1º), ensabanado (3º) y negro (5º); mansos, con movilidad, que dieron juego; boyantes (1º, 3º y 4º); el primero muy noble; fuertes (2º y 5º); el cuarto de extraordinaria embestida, aplaudido en el arrastre; sin fijeza, el sexto.

Terna: Sergio Rodríguez, de Las Navas del Marqués (Ávila), de grana y oro, silencio tras dos avisos y ovación tras dos avisos; veintitrés años; el próximo sábado, 27 de abril, tomará la alternativa en Ávila. Mario Navas, de Valladolid, verde botella y oro, palmas y palmas; veintitrés años. Bruno Aloi, de Ciudad México, de violeta y oro, con cabos blancos; ovación tras aviso y vuelta al ruedo muy protestada; veintiún años; hacía su presentación en Madrid.


Estos días consultando el originalísimo libro de Felipe Garrigues, Abriendo el compás (1995), he podido leer que según el Papa Negro —patriarca de la dinastía Bienvenida— «era —es— más difícil hacer un buen aficionado que un torero regular —del montón—». Viene a cuento este comentario porque en las tres novilladas que se han celebrado en Las Ventas, a lo largo de este mes de abril, ha sido muy evidente el aumento —mayor asistencia— de una nueva afición, más joven de lo habitual, en cada uno de los festejos, aspecto que aparentemente es positivo y que no sabemos si es el comienzo de una verdadera renovación generacional del publico de los toros en Madrid. De ahí la necesidad para estos nuevos asistentes al hecho taurino de tener que comprometerse a iniciarse en la idiosincrasia y en la técnica taurinas, es decir, tener que emprender un camino que les lleve a saber de toros. Para el Papa Negro, como hemos leído, el nuevo aficionado se enfrenta a una ardua tarea compleja; pues llegar a entender de toreo llevará su tiempo y mantener dedicación. Aparte, es notorio que, desde de esa misma frase comentada, intuimos como de milagrosa la circunstancia de que un aspirante a torero pueda llegar a ser un buen intérprete del toreo; ser «un buen torero», toda una máxima de cómo quieren ser recordados muchos matadores de toros (era lo que deseaba el mismo Antoñete).


Desde nuestra particular opinión para saber de toros —además, de ver, hablar y leer, como aludimos en la crónica de la anterior novillada—, lo principal se centra en interpretar lo mejor posible el comportamiento de los toros —ayer novillos— desde que salen de los chiqueros hasta que son retirados de la arena por las mulillas, y, de manera complementaria, analizar adecuadamente la actuación de los toreros ante cada uno de esos toros o novillos que tienen que lidiar en el ruedo. En ese espacio de tiempo, que suele durar veinte minutos, se encierra —fundamentalmente— la clave de la tauromaquia. Y para ajustarse a una lectura coherente de todo lo que en ese lapso sucede, en esa coyuntura, entre cada astado y su respectivo matador, el aficionado nunca debe perder de vista al toro mientras se le lidia —«donde está el toro está la corrida», decía Gregorio Corrochano—. El conocimiento del toro es la base; cerciorarse de sus condiciones, querencias y evolución a medida que avanza su pelea en las lidias, en las distintas suertes, de varas, banderillas, muleta y muerte. A su vez, el aspirante a aficionado debe poseer una mínima idea de la técnica del toreo, que pasa por descifrar y supervisar las reglas clásicas del toreo, es decir, si las cumple el matador; y que son, según se acepta y estableció el matador Rafael Ortega: «citar, parar, mandar, templar y cargar la suerte; más ligar».


Nos atrevemos a decir que cada una de estas prioridades, y normas, son laboriosas de llegar a comprender y a dominar para cualquier aficionado —no digamos para los nuevos, los jóvenes—, pues requiere tiempo, inteligencia y afición. Y, además, ética —como un puntal de principios—. Estos conceptos y su descodificación —la dimensión del toro y del toreo— no han dejado de estar presentes en todos los comentarios, polémicas y diatribas de la tauromaquia a lo largo de la historia. Así, saber de toros es todo un reto para la inteligencia de toda persona que quiera ponerse a prueba. Y como ejemplo de todo lo comentado, tenemos la tarde de ayer, pues asistimos a una novillada muy variada de comportamiento y entretenida en las distintas fases de la técnica del toreo —no en todas, pues conocida es la inoperancia hoy en día de la suerte de varas y de la de banderillas, si nos atenemos a la colocación de puyas y arpones, y al uso de los hierros en manos de los picadores—. Pero, al margen, los novillos de Los Chospes dieron un excelente juego, con el desarrollo de una movilidad mantenida, que convirtió las lidias en exigentes; y con embestidas pujantes, con transmisión, que reclamaban una técnica depurada y acertada por parte de los novilleros, y que no fue fácil para ellos ponerlo en escena, en algunos casos por no acertar, los noveles matadores, con la distancia adecuada desde donde elaborar las tandas de muleta —olvidemos el toreo de capa, porque olvidado está—, y en otros por el apego de la torería actual por no adelantar los engaños, quiere decirse, por torear en el último tercio con las telas retrasadas. Por eso, entendemos, lo complicado de ese, ya referido, no ser toreros «del montón».


Si pasamos al análisis de lo realizado ayer tarde por los novilleros, tenemos lo siguiente: Sergio Rodríguez, dispuso de un lote propicio por la buena templanza de las embestidas de sus dos novillos. Ante el nobilísimo primero, no se ajustó con la capa; en el último tercio, en terrenos del diez, comenzó con estatuarios, un pase cambiado por la espalda y el pase del desprecio. En las dos primeras tandas por la derecha, la muleta le hacía arco, y abusó de retrasarla, invadió los terrenos del novillo y fue desarmado; en el toreo al natural, ahogó al novillo, que le punteó el engaño; básicamente, no acertó en la distancia. Lo mató después de tres pinchazos en la suerte contraria y una estocada en la suerte natural. En el cuarto novillo, de una condición excelente, consiguió, en ocasiones, seguir la naturalísima embestida del astado, sin acoplarse a su esplendidez planeadora; destacó en los pases de pecho, en la ligazón, pero no dio sitio al animal; lo mató de seis pinchazos —la mayoría en la suerte contraria— y un bajonazo, en la misma suerte contraria.


Mario Navas, devolvió, en parte, el crédito ganado en sus novilladas anteriores. Cierto es que pechó con los dos novillos más duros de la tarde, en el segundo, bello ejemplar que no paró de moverse, las verónicas no tuvieron acople, y en la muleta, ante un verdadero examen para sus conocimientos taurómacos, el novillo le fue ganando la pelea a medida que avanzó el trasteo, desde el diez hacia toriles; no pudo conseguir mando, que era lo que requería el astado, y se fue desconfiando en su labor; lo mejor en su toreo al natural, con sabor, aunque sin dominio; lo mató de un pinchazo en la suerte contraria y media estocada baja en la suerte natural. En el quinto novillo, muy castigado en varas, acusó, de nuevo, del hecho de no mandar en las embestidas del ejemplar de Los Chospes, al torear con la muleta retrasada, no pudo con el novillo, y este le cogió por partida doble, de mala manera, sin consecuencias. Lo mató de estocada baja casi entera, en la suerte natural, en toriles.


El mexicano Bruno Aloi, se mostró variado —lo más destacable de su actuación— en su presentación en Madrid; al tercer novillo, lo ahogó, y no logró acoplarse; lo mató en la suerte contraria de un pinchazo y una estocada dejándose ver. En el último novillo de la tarde, logró mejores muletazos, llevándole más metido en el trapo al astado, con algunos ligados; si bien, como lo visto en los tres novilleros a lo largo de la tarde, debe revisar el temario de las distancias, más el de la colocación adelantada de la pañosa, tanto al natural como en redondo. Mató de estocada caída en la suerte contraria.





ANDREW MOORE



Sergio Rodríguez





El chospar de Los Chospes



Bruno Aloi

 

Mario Navas



Vuelta protestada de Aloi


FIN