sábado, 24 de diciembre de 2022

Adiós a la familia



Lenin y los niños

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Hace falta mucha amargura, y amargura de español, para atacar la Navidad, que es la fiesta de la familia, pero el amargado cree que, si cayera la familia, caería todo, y él quiere que caiga todo, para lo cual siempre están disponibles los tontos útiles y los compañeros de viaje.
    

Yo fui tonto útil y compañero de viaje –dijo Umbral a sus discípulos, que profesaron en las dos cosas.
    

El tonto, según Umbral, era un tonto, pero útil para algo especial: o por tonto o porque se lo hacía. El tonto útil (a los comunistas) era la burla del sistema. El compañero de viaje era intelectualmente superior: intelectual o artista que prestaba su firma, su presencia o su obra a la causa.
    

Al amargado le molesta el trato humano, pero es de poco suicidarse: prefiere amargar al vecino y que se suicide él. Muerto el vecino, se acabó la molestia.
   

La del español no es amargura cínica (el cinismo como soberbia del fracaso), a lo Céline, ojeando a la familia burguesa, “incomparable y preciosa hasta el delirio”:


    –Está hecha para todo menos para ser contemplada, la familia. Ante todo, la fuerza del padre, su felicidad, consiste en besar a su familia sin mirarla nunca, su poesía.
    

La del español es amargura ideológica, tan estudiada en su día por los editorialistas de “Crisol” en la tristísima figura de Azaña. La familia del amargado ideológico es el Partido, y en el caso de los más malos, la Humanidad, es decir, la Humanidad Absoluta.


    –El poderío de la palabra, por la condición simbólica del ser humano, es inmenso –nos avisa el autor de “El animal ladino”–, y la fácil contraposición entre palabra y acción puede encerrar falacias de inmensa necedad.
    

Lenin se privaba de Beethoven porque lo reconciliaba con el mundo y le entraban ganas de acariciar la cabeza de un niño, que no es estampa para un loco que aspira a incendiar el orden burgués, visible en las figuritas del belén, razón por la cual Bergoglio ha montado en el Vaticano un pesebre con astronauta, como Sánchez en La Moncloa.

[Publicado el  25 de Diciembre de 2021]