viernes, 9 de julio de 2021

El regreso de Lyssenko

 


Lo que diga Lyssenko

 

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    En Alcalá suspenden de empleo y sueldo (seis meses) a un profesor de instituto por decir que sólo existen dos sexos. Es el regreso de Lyssenko.
    

Trofim Lyssenko firma la teoría biológica que la izquierda española rescata del contenedor y que Stalin convirtió en doctrina oficial de la Urss durante treinta años. El lysenkismo rechaza la teoría cromosómica, niega la existencia de los genes y condena “la desviación fascista de la genética”.
    

Fue un éxito del poder, más que del charlatanismo –dice Revel–. Pero no fue menos un éxito excepcional de la mentira.
    

El lyssenkismo prescribía a los campesinos soviéticos el “trigo hendido de los faraones”, con la consiguiente hambruna. Bueno, pues el lyssenkismo ya es ley en España, y luego nos extraña que Bodino, inventor de la soberanía, creyera en brujas.
    

Que el lyssenkismo pueda prosperar en estos tiempos revela la naturaleza, como régimen, del “Estado de partidos” (el concepto es cosa de Schmitt, pero el nombre es cosa de Kelsen), que sistemáticamente traiciona a la Nación, que no existe sin clase media (las naciones salen de las clases medias surgidas de las monarquías), y cada ley que promueve el gobierno (en España es el gobierno quien legisla) es un pelo arrancado al lobo de la clase media.

 

 Los charlatanes hacen del lyssenkismo ley, y los kelsenianos, que son los tontos que están mirando, si esa ley cumple todos los trámites formales, dicen que hay que respetarla, con el visto bueno del Tribunal Constitucional, guardián (kelseniano, por supuesto) de un nihilismo que reconoce “los mismos derechos al error que a la verdad prescindiendo de la responsabilidad”.
    

La ley reemplaza al Derecho. La ley dice lo que está bien y lo que está mal. De aquí los retruécanos parlamentarios de Casado con la palabra “ley”, atragantado con su Kelsen como Egea con su aceituna.
    

Stalin fue lyssenkista porque el fundamento de la genética clásica es incompatible con la letra de la dialéctica de la naturaleza en Engels. ¿Y nosotros?

[Viernes, 2 de Julio]