sábado, 10 de julio de 2021

Ramiro de Maeztu: "Ser es defenderse"


Ramiro de Maeztu, en El Sol, por Bagaría


Ramiro de Maeztu, en ABC, por Sirio


ABC AL PASO

"Ser es defenderse"

RAMIRO DE MAEZTU, DEL ANARQUISMO AL TRADICIONALISMO
 Y DE AQUÍ AL PAREDÓN


Ignacio Ruiz Quintano

Vitoriano, hijo de cubano e inglesa, Ramiro de Maeztu es hoy el Instituto de la mejor serie B española (Jesús Franco y Paul Naschy son ex alumnos), y ésa es la posteridad del hombre de “Defensa de la Hispanidad”, asesinado en las sacas del 36 “por escribir en ABC” (en el mismo mes de octubre tiene la humorada de enviar al secretario de la Española, Julio Casares, una tarjeta manuscrita excusándose de no asistir a la sesión inaugural del curso por encontrarse “detenido gubernativamente”). No le vale su “Ser es defenderse” aprendido en Inglaterra.
    
Maeztu empieza en el anarquismo y termina en el tradicionalismo, pasando por el pragmatismo americano y la “estabilidad”:

    –El ideal mío es un pedazo de tierra –escribe en “El Sol” del 21–, limitada por una cerca, y en el centro una casa, donde haya una escopeta con que descerrajarle un tiro al primero que cruce la cerca sin pedirme permiso. Es un ideal tan modesto, que hay pueblos donde lo realiza la mayoría del sufragio universal. Pero, modesto y todo, es el secreto de la estabilidad de las naciones.
    
Maeztu y Ortega se alternan en los editoriales de “El Sol”. Ortega, que políticamente es un giróvago liberalio (¡su ídolo es Mirabeau!), dedica fraternalmente a Maeztu su primer libro, y (España, España) borra su dedicatoria en ediciones posteriores. Pero en la autopsia de la Restauración es más certero que Ortega: para Maeztu, en la obra de Cánovas se nota el pesimismo.
    
Un optimista hubiera fundado la Restauración en la verdad. Un pesimista prefirió fundarla en el falseamiento de las elecciones a base de caciquismo.
    
En el 27 renuncia a “El Sol” (“desgarramiento doloroso”, dice el periódico), que editorializa la teoría de la incompatibilidad entre catolicismo y democracia (?), y en pleno período prerrevolucionario llega a ABC, donde en el 31 lo conoce Ruano, para quien Maeztu es un hombre honrado y arbitrario que se pasa la vida en los extremos, “como un energúmeno”.

    Yo sabía que don Ramiro encontraba absurdo que a mí se me hubieran contratado diez artículos al máximo precio, pero no me di nunca por enterado. Una vez me dijo: “Que a usted, por joven, y a mí, por viejo, nos paguen relativamente bien, es lógico. Pero ¿y a Fulano?
    
A Maeztu le obsesiona “eso del dinero” (¡su “sentido reverencial del dinero”, que tanto juego ha de dar a Camba!) e inventa un pecado, el “pecado del despilfarro”, en el que nunca ha incurrido, según se malicia Ruano, que al enterarse en Roma de su salvaje muerte descubre que lo quería más de lo que hubiera querido.

Lista provisional de asesinados de ABC en el 36 (1)

Lista provisional de asesinados de ABC en el 36 (2)

    Maeztu viaja de Kant al espíritu y del espíritu a la fe, y en el instante definitivo dice a sus asesinos (hijos de un “pueblo intermitente que no sale de la atonía sino para caer en la pasión”):

    –Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero.

    
Son palabras, en semejante trance, inimaginables ahora en nuestros Colosos del Periodismo Enmoderado.

Ramiro de Maeztu