jueves, 18 de febrero de 2021

Jack y Jean-Jacques


Menipo

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Menos aspavientos con Casado, que el hombre se limita a cumplir con la misión histórica del partido de Fraga (aquí, como quería Croce, la historia es siempre contemporánea): incorporar (“integrar”, en jerga de Leibholz, ideólogo del Estado de Partidos) a la derecha social al consenso de turno. Primero, al consenso setentayochista, el de reparto de la herencia. Y ahora (en junio del 16 se anunció editorialmente en el periódico de las elites), al consenso separatista, llamado federalista, un descalzaperros pasado por Proudhon, Pi y Hamilton, pero sin quedarse en ninguno de los tres.
    

Somos partidarios de un modelo federal en un espacio europeo liberal-demócrata (?) –dijo Rivera un día, y ésa es la “idea” de Casado, que sólo cambia de ídolo: el de Rivera era Suárez, el del aeropuerto, y el de Casado, Jack, el ceo de Twitter, con más dinero que Onassis y con más mando que Franco, para que lo entiendan los viejos del partido.
    

Desde luego, es el consenso ganador (Vox se quedó en el 78, como la mujer de Lot).
    

Jack, un señoritingo vestido de Menipo de Velázquez con arete nasal indicativo de casta, tapa la boca a su presidente, que lo es de los Estados Unidos, “para salvar la democracia”. Jack es el Jean-Jacques Rousseau del Gran Reseteo, y cuando Casado, líder de “la derecha clasicista e intelectual”, quiere llevar Silicon Valley a la Barceloneta de Ivà (a Madrid quería traer la City de Boris), lo que quiere es que lo vean tan sensible como Jean-Jacques y tan moderno como Jack.
    

Él entró en el siglo como uno de esos energúmenos que, vomitados del desierto, ataviados con un saco viejo, ceñidos con pelo de camello y la cabeza cubierta de ceniza, pasean su llanto melancólico por las calles de Sión –fue la respuesta de Maurras a Barrés en la Asamblea Nacional con motivo del bicentenario de Rousseau.


    Como Maurras en Jean-Jacques, Casado cree escuchar en Jack el llanto de un derviche dispuesto a “salvar la democracia”. Nuestra derecha es romántica y llega San Valentín.

[Jueves, 11 de Febrero]