domingo, 15 de julio de 2018

Bélgica



Francisco Javier Gómez Izquierdo

         Las dos selecciones que más me han gustado han sido Francia y Bélgica y la semifinal que disputaron muy bien podría haber sido la final para que el honor se repartiera entre las dos mejores. Una Francia seria, compacta, y bien  arropada por todos los costados intentará distribuir tanto talento como guarda en ser campeona del mundo un día después de que la selección más pinturera, atractiva, vistosa y alegre haya podido con una Inglaterra a la que le llovían inmerecidos elogios en mi opinión, conforme pasaba eliminatorias de escasa dificultad.

        Al equipo inglés le faltan delineantes en el centro del campo y le sobra rigidez en el tronco de más de uno de sus jugadores. Los futbolistas ingleses son disciplinados, valientes y por lo general contundentes, pero, dicho sea con perdón, no me han dado sensación de equipo con personalidad, más allá de ese empuje natural que les ha caracterizado durante toda su historia y que en Rusia, con unas frías redomas de laboratorio, les ha dado unos pocos goles a balón parado. Quizás esté escribiendo desde la decepción que me ha transmitido un equipo del que esperaba más. Bastante más. No precisamente de Kane, que también, pero a Lingard, Dele Alli y ese Rashford al que desde hace dos años tengo subido en una peana los he encontrado espesotes, en ocasiones como trabados y a veces, inexplicablemente lentos. El más rápido y pitoso, Sterling, pero excepto en los primeros minutos contra Croacia, parecía correr sin fundamento. No. No me ha gustado Inglaterra.
      
Bélgica, si. No me acaban de convencer sus defensas, pero tiene el centro del campo más jugón del Mundial, interpretan como nadie el contraataque y la clase de sus futbolistas nos asegura espectáculo. Para mí, el mejor, De Bruyne. Si Bélgica, nada raro, hubiera llegado a la final, es posible que la crítica especializada hiciera el favor al representante de Hazard de colocarle en los altares. Y luego al de Lukaku, para averiguar el 10 ó 20 por ciento correspondiente. Excelentes los dos, pero me quedo con De Bruyne. El más inteligente, elegante y decisivo de los belgas. Los dos balones que ha puesto hoy a los pies de Lukaku son  un monumento al mejor hacer futbolístico ¡lástima de la torpeza del gigante negro! y el regalo del segundo gol a Hazard de una precisión que nos ha recordado las maneras del mejor Xavi Hernández. ¡Ah! y la defensa, sobresaliente con el lateral Meunier emulando los afanes de aquél Eric Gerets barbado cuando dejarse barba era cosa extravagante.
     
Cierto es que el partido por el tercer puesto es más que prescindible, pero a los recalcitrantes nos entretiene más que el tenis o las bicicletas y es que  cuando saltan al campo De Bruyne, Hazard o ese Tielemans que tampoco acaba de arrancar, cualquier sorpresa agradable nos pueden regalar. Bélgica se va con honor, con el reconocimiento de todos los aficionados y dejándonos, salvo final deslumbrante, con el mejor fútbol del campeonato.

      De verdad que los espero en una final. Si no mundial, al menos europea