domingo, 11 de diciembre de 2016

Suna a las diez



El conde de Foxá vislumbró en La Habana que el descubrimiento de la refrigeración es tan importante como el del fuego. Con el aire mágico, los maridos apenas salían de noche, y la gente sólo iba al cine a veranear. La refrigeración nos despega del paisaje, al que convierte en decorado, y el altamirano que frota unos palos da su mano entre milenios al ingeniero del aire acondicionado. "Pon el aire, que voy a pintar un bisonte en la cueva". Estar al sol de julio, el último, con aire de Navidad, y presenciar, junto a la holganza despreocupada (desfachatada) del cazador frescales, expuesto al chorro de frío, la vigilia pudorosa (prudencial) de Suna, su recogimiento sunero -desconfiado y femenino- de nunca se sabe qué puede pasar. Las diez, y el bisonte sin pintar. Aquella angustia, ahora ancestral, del "¡Mañana Corpus Christi, y la ropa sin planchar!"