viernes, 2 de junio de 2023

"Joalá!


J. Sánchez Guerra

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Con España nos pasa un poco lo que a Ruano con aquella mujer de Asti, en Italia, que estuvo paseando por el parque durante horas a su hijo en brazos, creyéndole dormido, cuando lo que estaba era muerto. ¿Cuántas veces, decía, ha ido uno por la vida llevando algo que creía dormido y que había muerto?


    –Lo que más se parece a la muerte es la serenidad.


    Esta “serenidad” española (la moderación liberalia) es lo que el propio Ruano llamaría “la estéril tranquilidad”, que todos sinonimizamos con “felicidad”. Para dar cumplida satisfacción a nuestra “pasión de tranquilidad”, la Transición, decía Trevijano, abrió todos los riachuelos sentimentales que nacen del olvido, la frivolidad, la apatía, la ignorancia, la ingenuidad, la idiotez y la obediencia, y que confluyen en la “pasión de corromperse”. En España nunca pasa nada: lo dice Ancelotti, italiano que ha trabajado en toda Europa, y me lo dijo un frutero del Este que vino al vecindario: “En España no pagas y no pasa nada”.


    –Joalá las instituciones


    “Joalá” es el “ojalá” de Ancelotti, que no sabe, el hombre, que nuestras instituciones, obra de la Santa Transición, velan sólo por la quietud civil y la inmovilidad social. Arrestan con paseo de telediario a los del muñeco kuklusklanesco, pero Griñán toma el sol en el parque con un gorro hecho de manifiestos de famosos.


    –La frase que en los edificios del Estado español se ha repetido más veces es ésta: “¡En España no pasa nada!” –escribe Ortega en “El Sol”, noviembre del 30–. La cosa es repugnante como para vomitar entera la historia española de los últimos sesenta años.


    “El error Berenguer”, se titulaba el artículo, y el error consistía, según el filósofo, en pensar que, después de siete años de dictadura, en España seguía sin pasar nada. Ortega atribuía el pasotismo a la Monarquía, que tomaba a los españoles “por óvidos”.


    Berenguer, que da nombre al error, era sólo un general amnistiado al que encargaron continuar con la ficción, es decir, con la política del “aquí no ha pasado nada”. Y se equivocaba Ortega (“no es esto, no es esto”), porque no eran Berenguer ni la Monarquía. Era el habitante. “A España sólo le falla el habitante”, decía Manolo Cano, apoderado de Curro, Paula y Pepe Luis. En resumen de Ancelotti: “En la Premier no hay policía y nadie insulta, y en España parece que vas a la guerra”. ¿Qué pasará?


    Un día Juan Ignacio Luca de Tena pidió a Sánchez Guerra, exiliado en París, un resumen del año 28 para ABC. El político respondió: “Me pides, querido JI, una cuartilla sobre lo que ‘pasó’, que está a punto de ‘pasar’ a la Historia… Más fácil me sería, y tú lo sabes, hablar de lo que ‘no pasó’ y, abarcando mayor horizonte, de lo que ‘pasó’ y ‘pudo pasar’, de lo que ‘pasó’ y no ‘debió’ pasar, de lo que ‘está pasando’ y de lo que ‘pasará’… Pero si yo escribiera algo de esto ¿pasaría?”


    “Joalá”, algún día, otro país.

 

[Viernes, 26 de Mayo]