Francisco Javier Gómez Izquierdo
Cuando don Tebas empezó a repartir los turnos de jugar y puso partidos a todas horas desde los viernes hasta los lunes, los puristas protestaban porque al Madrid y al Barça no los ponían ni en lunes ni a las doce. Con la venta de los derechos televisivos, don Tebas colocó los partidos de nuestros dos grandes en la mesa del café en España y en hora de máxima audiencia en Asia como garantía del negocio futbolero. El remate llegó con el Madrid-Barça a la hora del vermú y las aceitunas con anchoa que coincidiría, supongo, con la mejor hora de audiencia pequinesa. Tengo puesto aquí que la marcha de Cristiano iba a quitar interés ajeno a nuestra liga por desaparecer la mágica confrontación Messi-Cristiano y mis sospechas quedaron confirmadas ayer con el Madrid-Barça en horario europeo y no chino.
Cuando don Tebas empezó a repartir los turnos de jugar y puso partidos a todas horas desde los viernes hasta los lunes, los puristas protestaban porque al Madrid y al Barça no los ponían ni en lunes ni a las doce. Con la venta de los derechos televisivos, don Tebas colocó los partidos de nuestros dos grandes en la mesa del café en España y en hora de máxima audiencia en Asia como garantía del negocio futbolero. El remate llegó con el Madrid-Barça a la hora del vermú y las aceitunas con anchoa que coincidiría, supongo, con la mejor hora de audiencia pequinesa. Tengo puesto aquí que la marcha de Cristiano iba a quitar interés ajeno a nuestra liga por desaparecer la mágica confrontación Messi-Cristiano y mis sospechas quedaron confirmadas ayer con el Madrid-Barça en horario europeo y no chino.
-¿Y los chinos no van a ver el partido?
Suponemos que los entusiastas de aquella tierra, ahora que el virus los cierra en casa, lo seguirán viendo como veían los del baloncesto al Magic Jhonson y al Larry Bird cuando empezó el Canal plus, pero está claro que tanto para los chinos como para nosotros al Madrid-Barça de hoy le falta algo más que Cristiano para vivir el partido como se han vivido los clásicos durante tantos años.
Volvíamos a las ocho de El Arcángel pesarosos porque un árbitro nefasto nos había anulado un gol y no nos había pitado un penalty de los de mano clarísima que con VAR se hubiera señalado como convinimos Rafa y un servidor, y en vez de hablar de Messi, Vinicius y la alineación del Madrid, hablábamos de Bijimine, Iván Navarro y la táctica de perder tiempo del Algeciras. ¡¡Madre mía... el Algeciras!!
Volvíamos a las ocho de El Arcángel pesarosos porque un árbitro nefasto nos había anulado un gol y no nos había pitado un penalty de los de mano clarísima que con VAR se hubiera señalado como convinimos Rafa y un servidor, y en vez de hablar de Messi, Vinicius y la alineación del Madrid, hablábamos de Bijimine, Iván Navarro y la táctica de perder tiempo del Algeciras. ¡¡Madre mía... el Algeciras!!
-Mira, para que te metas con el VAR. Con VAR no hubiera perdido el Córdoba.
El caso es que me planté ante el televisor sin ánimo de “ná”. Sin cerveza, vino o cualquier bebida o picoteo lógico por la hora y la ocasión y pasé la primera parte hundido en el sillón. Tendré que achacar el bajón al hastío del Córdoba, pero “los buenos” de la pantalla no animaban con su toque insulso y lentorrón. En el descanso preparé un poco queso y otro poco cecina y con un cosechero de Gumiel no quedó mas remedio que animar el cuerpo, ya que la vista seguía cansina el discurrir errático de un partido que cambió de marcha primero Isco con un misil formidable y luego Braithwaite que desperezó el asunto poniendo velocidad, quizás a destiempo. Este Braithwaite es buen pelotero que puede lucir mucho en el Barça. Nada más salir metió el miedo en el cuerpo del Bernabéu por el lado de Marcelo pero yo creo que fue él precisamente el culpable del desmarque de Vinicius para el 1-0, que borraría esa especie de pecado original del que se acusa al joven velocista merengue. Braithwaite y ¡claro está!, Kroos, el centrocampista más centrocampista de los centrocampistas.
La noche la cerraría el insólito Mariano con una carrera que delataba a toda la zaga azulgrana. Ese gol no sé si marianista por religiosa voluntad o marianesco por la sorprendente aparición del protagonista, a mi me pareció, y téngase por opinión tan cerril como particularísima, que se sumaba a la proverbial baraka de Zidane.
No creo que el partido decida nada -estos dos van a perder con quien menos esperen-, pero lo que está claro es que a los chinos ya no llama la atención un Madrid-Barcelona como cuando se negoció el primer contrato Liga-televisión. Ni a los chinos, ni a los cordobeses.