sábado, 28 de marzo de 2020

La gonzalezponseidad




 

Hughes
Abc

Ahora es Holanda. Holanda y pronto Alemania. Más países en la extremaderecha. ¿Por qué habría Holanda de financiarnos nada? Hacen muy bien en negarse, claro que sí. ¡Viva Holanda! Holanda no tiene obligación alguna de financiarnos nada mientras pueda negarse, y Alemania hace valer su peso político en Europa para tomar las decisiones que le convienen.
 
Es verdaderamente atroz tener que escuchar y leer a los jetoncios o jetáceos (hallazgo de Quintano para convertir al jeta en especie, clase o raza: la raza jetácea) apeándose en marcha de su europeísmo.
Estos tontos inconmensurables, distinguibles por su tecnoblandura siempre a favor del mainstream o por sus banderitas pin azules, iban llamado facha a todo el mundo que osase dudar de la Sacrosanta UE y ahora resulta que ellos se bajan del barco. ¡Adiós, UE, ésta no es mi Europa! Europa, al parecer, es González Pons. Europa es la de González Pons. Hemos pasado de Erasmo a Glez Pons. Los europeos, por tanto, no saben ser europeos y tendrá que ser Pons el que les enseñe. No saben ser solidarios. No saben, no tienen, no emanan los profundos valores europeos que tenemos aquí y que representa Glez Pons.
 
Somos los más europeos. Más europeos que los europeos.

Esto es insostenible. ¡Que los jetáceos europeos sigan con su banderita pin! La banderita pin azul era un servicio de utilidad pública, un detector rapidísimo, si ahora se la quitan, ¿cómo vamos a saber que son ellos?

Se bajan de Europa como si fuera apearse del 31. Entonces, si es tan fácil, ¿qué Europa era esa? Yo no me pe puedo bajar de “España”, y mira que lo intento.

Muchos españoles, enloquecidos y entontecidos por décadas de papilla mainstream, de potitos “centristas”, han descubierto Europa con el asunto de Puigdemont y con la crisis del Coronavirus. Bien está. Ahora descubren que su voz es inaudible, que su poder es relativo y que ni es un Estado ni una nación lo que alienta bajo esas estructuras mastodónticas, esa burocracia lejanísima. ¿Y quién tiene la culpa de romper ese sueño, ese proyecto, esa utopía de dinero fluyente, dinero “no-es-de-nadie”? La tiene Holanda. ¡Tócate los tulipanes!
 
Holanda se incorpora así al conjunto de países a la deriva: Reino Unido, Estados Unidos, Italia (hasta hace unas semanas, no lo olvidemos) y todos los países del Este en Visegrado. Ahora Holanda es otro país técnicamente fascista (fascista es lo no pons, lo no gonzález pons). Si consideramos además los países de mayoría musulmana, y China, países que aunque se les olvide son eso que los politológicos llaman “iliberales”. ¿Quiénes quedan en el mundo? ¿Qué hay en el mundo?
 
Son todos malos menos nosotros y si acaso Portugal. El mundo está formado por cientos de países equivocados, fascistas, iliberales e insolidarios. Nosotros, sin embargo, bañados como Obélix en la marmita de la tertulianidad axiológica y de la gonzálezponseidad, ostentamos los valores y principios puros de la Democracia y de Europa.

Dentro de esta generalidad opinativa, la cosa se pone aún más difícil, más dura, si nos fijamos en la mitad progresista, socialista, federalista o pronacionalista. Esto ya es para tirarse por el balcón. Resulta que deploran en Holanda una actitud que defienden en España. Una actitud que además defienden como motor de cambios constitucionales en las regiones ricas y por ricas históricas. Holanda es el colmo de la insolidaridad. No así nuestras queridas regiones septentrionales, que hacen muy bien, si quieren, en patrocinar rupturas de la legalidad para que pague Rita. Son daltónicos de la solidaridad estos compatriotas socialistizados.

El mundo, en definitiva, camina por muy mala senda y en España tenemos el secreto. La pócima. La gonzalezponseidad es la sustancia finísima que un rinconcito de Europa Occidental tiene para arreglar el mundo. Siglos de catolicismo y de hispanidad se han quintaesenciado en esa gota última, concentradísima de valores, centrista, socioprogresistaliberalconservadora, atómica pues de la gonzálezponseidad. ¡El gol de Iniesta de los valores, la reserva liberal de Occidente!

El número 13