Bertrand Russell
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Que dice Sánchez que en el sanchismo no manda la política; que manda… ¡la ciencia!
Un ministro de la Ciencia Espacial, Duque, el Gagarin de San Blas, que hace algoritmos para la Nasa y paralelas para Hacienda. Un Mago de Oz de la Ciencia Sanitaria, Simón, que juró por Snoopy que en España habría, si acaso, uno o dos casos de coronavirus. Y una Annette Bening (copia china) de la Ciencia Económica, Calviño, que hizo su pronóstico de peluquería el 4 de Marzo:
–Nuestras estimaciones sobre el posible impacto del coronavirus en la economía arrojan impactos poco significativos.
La economía lleva hoy una estocada que hace guardia, y todo esto lo vicepreside políticamente Pablemos, un penene complutense que en clase da gato (Newton) por liebre (Einstein), distinción que Bertrand Russell explicó para tontos:
–En la teoría newtoniana del sistema solar, el sol semeja un monarca cuyos súbditos, los planetas, tienen que obedecer. En el mundo de Einstein hay más individualismo y menos gobierno que en el de Newton. Hay también menos agitación: la pereza es la ley fundamental del universo de Einstein.
Lo que Russell afirma es que cuando un cuerpo se desplaza, si se abandona a sí mismo, elige la ruta más larga posible entre dos puntos del trayecto. Y formula su ley de la pereza cósmica, en esencia la idea de Einstein sobre la gravitación: “Los cuerpos abandonados a sí mismos hacen su camino tan lentamente como pueden”.
–Somos dinámicos, no estáticos –resume Sánchez lo suyo.
Pero Russell enseñó que la palabra “dinámico”, sinónimo, para los periodistas, de “enérgico” y “vigoroso”, si se emplea para “ilustrar los principios de la dinámica”, debería aplicarse a los habitantes de los climas cálidos que están tumbados bajo los plátanos esperando a que el fruto caiga hasta la boca.
–Una “personalidad dinámica” indica una persona que hace el menor esfuerzo en un momento dado, sin pensar en las consecuencias futuras.
Que nadie diga que no hacemos por entender al gobierno.