Francisco Javier Gómez Izquierdo
Cuando el nuevo propietario del Córdoba anunció el fichaje de Reyes a finales de enero, entendí que el artista venía por vaya usted a saber qué compromiso personal con el empresario comprador o con alguno de sus compañeros de viaje. ¿López Ramos? ¿Oliver? Nunca pensé que lo hiciera por dinero, pues creo que el utrerano no tenía nada que ganar en un equipo prácticamente descendido al que llegó con tripita y andando. Fuerte ha de ser el compromiso emocional para aceptar que se le requiere para arreglar el final de los partidos con pases que sean cheques al portador y que los lanzamientos de falta salgan de su zurda hechos ya medio goles. Que me perdone la semejanza, pero viene para un ratito cada domingo, como un amor esporádico.
Sandoval lo ha sacado los últimos quince minutos para desnivelar el 1-1 en el Santo Domingo de Alcorcón y Reyes, más listo que obediente, con la barriguita apreciablemente limada ha buscado un contacto al borde del área. Errasti, aquel capitán de las gestas eibarresas, ha picado y le ha arrollado al borde del área, arrepintiéndose, veterano también él, de su torpeza en el mismo momento que Reyes se revolcaba en el césped. Como dos horas antes Messi había colocado el balón en la escuadra de Oblak, nuestro número nueve se lo ha puesto a Aythami Artiles -éste ha llegado ha repartir orden, jerarquía y equilibrio atrás- para que lo empuje a las redes del guardameta Casto. Dos goles de falta. Dos goles que han supuesto tres puntos cada uno en una tarde en la que un servidor lleva apoltronado en el sofá buscando la emoción que no existe para el título de Liga en primera, y la misión imposible de un Córdoba condenado a ganar nueve veces de trece.
Reyes ha puesto la rúbrica a un partido tosco y trabado donde alguno de los jugadores cordobeses ha patinado más de lo tolerable. Nos ha mantenido de pie hasta el final el de siempre Pavel Kieszeck. Nuestro portero polaco. Para un servidor el más brillante de los de Segunda. Aún así, creo que el Alcorcón es peor equipo que el Córdoba y me sigue dando la triste impresión que me dio en la primera vuelta. Los de abajo nos hemos despegado mucho, pero tengo para mí que los alfareros , apodo de los de por derecho, van a caer al pelotón de cola y lo van a pasar regular. Egoistamente, ojalá. No por que les tenga inquina, sino por aliviar la situación del Córdoba. Mi equipo.