Valle de Esteban
Señor, el viejo tronco se desgaja, / el recio amor nacido poco a poco, /
se rompe. El corazón, el pobre loco, / está llorando a solas en voz
baja, / del viejo tronco haciendo pobre caja / mortal. Señor, la encina
en hueso toco / deshecha entre mis manos, y Te invoco / en la santa
vejez que resquebraja / su noble fuerza. Cada rama, en nudo, / era
hermandad de savia y todas juntas / daban sombra feliz, orillas buenas. /
Señor, el hacha llama al tronco mudo, golpe a golpe, y se llena de
preguntas / el corazón del hombre donde suenas.
Leopoldo Panero