sábado, 21 de enero de 2017

El desafío



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

El desafío de Trump no es clausurar el chiringuito económico de la Guerra Fría Política, que eso está hecho, por mucho que rabien los Clinton, y más que van a rabiar de prosperar la serie de lo de Bill con Mónica Lewinsky, circunstancia que aprovecharía Hillary para casarse con Soros y tomarse el desquite en 2020.

El desafío de Trump es desmontar el chiringuito económico de la Guerra Fría Cultural (¡el Consenso!), esa socialdemocracia montada por la CIA de Michael Josselson con el Congreso por la Libertad Cultural, un Ministerio de la Cultura (por degeneración, Ministerio de la Verdad) que dio de cenar caliente a toda la intelectualidad europea de la “pax americana”.

Una aristocracia dedicada al servicio de esta Nación en nombre de unos principios que están más allá de los enfrentamientos entre los partidos –en palabras de Kissinger, el “pastor del consenso” continental, este Estado de Partidos que, desaparecida la Guerra Fría, hace aguas.

¿Cómo pasar ahora de la mentalidad propagandística a la mentalidad periodística?

Trump (¡el salto de Alvarado de Trump!) lo elude con Twitter. “¡Qué escándalo!”, se indignan, en consenso, los jóvenes viejunos y los viejos joveznos. Pero ¿qué tienen de profanos los tuits de Trump que no lo tuvieran las Charlas al Amor de la Lumbre (“Fireside Chats”) de Roosevelt en la radio?
¡De las órdenes ejecutivas de Obama para eludir la oposición legislativa a los tuits presidenciales de Trump para eludir la oposición mediática y “Fake News”!

La mezcla de propaganda e ignorancia es atroz.

Trump y May son el suicidio anglosajón –dice un orate en esta Oratelandia que es la España oficial, donde el “meme” del suicidio del imperio anglosajón viene del “meme” del suicidio de las cortes franquistas, y así todo queda en memez.

Pero peor lo lleva la CNN, que “fantasea” con las consecuencias de un magnicidio (“¡magnaticidio!”), técnica “periodística” que ya usó la izquierda del ABC republicano con don Pedro Muñoz Seca.