martes, 31 de enero de 2017

Burgos en el Carnaval

 "Al destierro" vestidos

 "Al destierro", en el desmadre final

 Un mandril de Bienvenido

Bienvenido de chimpancé

Francisco Javier Gómez Izquierdo

       No hace falta que me recuerden que no tener teléfono móvil es de atrasados y catetos, pero ¡queéquieren!, de siempre he sido refractario a la comprensión de las tecnología y, por ejemplo, entrar en un aparcamiento sin personas en taquilla es todo un suplicio. No les cuento lo perdido que estoy ante cualquier artefacto embalado que llega a casa para ser instalado. Mi chico es mi salvación. Sirva toda esta confesión de torpeza para contarles que no sabía que mi televisor es inteligente y que mi chico, peregrino anual al Falla, me explicó los botones a apretar para poder ver el Carnaval de Cádiz por una cadena local. Onda Cádiz se llama la emisora. Mi chico consiguió entrada para el teatro y yo me dispuse a admirar en casa a unos burgaleses valientes, porque les aseguro que hay que ser muy valiente para ser de Burgos y presentarse con una chirigota en el concurso del Falla.
    
Salieron los penúltimos, con el público ansioso por ver a Bienvenido, la comparsa del Kichi, que por cierto, estuvo sentado cerca de mi chico “nerviosito perdío” a la espera de “su” agrupación.  La chirigota “Al destierro” no es del todo de Burgos. La idea y los preparativos, al parecer, son de dos gaditanos que trabajan en Burgos “emigrados y desterrados de su Cái” porque en “Cái ni hay trabajo ni se le espera”. El resto son burgaleses, aunque en el runrún del Falla se comentó que podrían ser sordos de los que jubilaron en Astilleros por ir cada componente a “su bola”. El locutor de Onda Cádiz me enfadó al minuto de presentarse mis paisanos. Va el tío y suelta: “..bueno, cuando mañana vuelvan a Burgos en el cuerpo llevan lo bien que lo han pasado estos días en Cádiz  más el honor de haber cantado en el Falla”. Dice mi chico, un talibán del concurso, que el público “se partía” con la chirigota, por su calamitosa música y sus desafinadas voces. “Hace años les hubieran dado un telonazo en el primer pasodoble”. Yo, en mi casa, mosqueado con el locutor, esperaba una genialidad en la letra que pusiera patas arriba al teatro, pero los chirigoteros repasaron la historia del Cid y su camino del destierro, mentando al rey Alfonso y a doña Jimena, una “gente” que nadie conoce en Cádiz hasta provocar la hilaridad del público cuando con inocencia carnavalera, como de niños aprendices, frenaban a Babieca con un “soooo caballo” que a mí me abochornó un poco.
     
Gustó el final, cuando se desprendieron de su pesado, triste y nada imaginativo disfraz y quedaron en bañador rascándose la barriga al sol, reivindicando la Caleta y lo bien que se vive sin pegar golpe.
     “Que dejen unas morcillas” decían los locutores de Onda Cádiz mientras se pedía “otra, otra” desde butacas, platea, anfiteatro y paraíso. Unanimidad de un público que se cachondeaba sin compasión, “pero de buen rollito”, de doce burgaleses valientes que se han atrevido a cantar chirigotas en Cádiz.
       
Luego salió Bienvenido y dice mi chico que hasta cuando los monos gruñían lo hacían afinados. Dice también que las caras de los distintos primates están perfiladas a pincel. Sin prótesis, ni trucos raros. Busquen en Youtube y verán la espectacularidad del disfraz. Las fotografías que aquí pongo no se ven bien porque se las hice al televisor durante la actuación.