sábado, 28 de febrero de 2015

El notario

Hughes
Abc

Tras las dudas que despertó la no expulsión de Belén Esteban en la última gala de «GH Vip», Telecinco ha anunciado que entrevistará al notario.

El regreso de la fe pública a la televisión igual quiere decir algo. Antes los veíamos diariamente en el Telecupón. La azafata les acercaba la bolita; se la enseñaba hasta al ciego de la ONCE. Era mucho el garantismo y todos asentían. Había pierna, tacón lazaroviano, pero también seguridad jurídica. Pero eso desapareció. ¿Qué pintaba ese señor con traje? Los notarios tienen algo de oficiantes y no falla: todo lo ritual desaparece.

La gente no se fía de la remontada de la Esteban en la votación del jueves, aunque no es difícil de entender. Yo mismo la miraba con desagradado hasta que empezó a tener a España en contra. Si hay algo peor que Belén Esteban es España. Ahí se me reveló (¡contra España!) en toda su popular frescura. Y si me pasó a mí le pasó a más gente.
 
Tirana en chándal, Gloria Swanson del SEPU que al final mata por una «cocreta», luego te hace gracia cómo habla de su novio, «mi Migue». «Ay mi madre y mi Migue y mi Andreíta». Cuando se pone así parece que le crecen los cipreses.

La autora de la frase «Estoy hasta el chocho del mocho» seguirá encerrada y televisada. La cadena la defendería incluso contra parte del público (¿primera pugna entre la audiencia social y la televisiva?). Los italianos de Mediaset vieron en ella un trozo de España, la hicieron cautiva y ya es un talismán.

Si no les gustó la España televisiva de Belén Esteban, ojo a la que se viene encima de virales y «trendingtopics».

Bonafoux


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

En Sevilla los locos de Renacimiento (“¡Biblioteca de rescate!”) nos regalan una reedición de “Los españoles en París”, de Luis Bonafoux (poco que ver con las “Españolas en París” de Ana Belén y Máximo Valverde, que mañana, por cierto, actúa en el pueblo de Cervantes).
Prologa el regalo Alfredo Valenzuela, maestro del periodismo de agencia cuyo magisterio consiste en lucir a Bonafoux como César (Rincón) al toro.
¡A lo negro, maestro, a lo negro! –gritaba el peón a un maestro que remoloneaba al sacar al toro del caballo antes de la democracia y los petos.

A lo negro va Valenzuela con Bonafoux, periodista de “pata alante” en las cosas de España y el oficio.

Tuvo dos hijas, a las que llamó Lágrima y Clemencia.
Los españoles de Bonafoux que viven en París (unos 35.000) “viven en París y en Madrid al mismo tiempo”, y se les tiene en concepto de “aventureros, gorrones y mendigos”.

Ce sont des espagnols!... –gruñe el transeúnte a su paso.
Y dice Bonafoux, dreyfusista, comunero, anarquista y antiyanqui (“la sonora trompera de Bonafoux”, dijo Rubén), que “una de las cosas más tristes que tiene esta tristísima colonia es el tipo del obrero (“el perfecto sinvergüenza”).

Y todos republicanos. La democracia para ellos consiste en llamar “la Cristina” a la reina, “Benito” al señor Pérez Galdós, y de tú a todo el mundo. ¡Y vaya usted a decirles que contribuyan con una peseta a la fundación de un Círculo republicano!
En cuanto al periodismo…
Los periodistas, por lo general, no son ricos, dice Bonafoux, que detesta la bohemia física: la única bohemia que aplaude (“¡qué pocas veces!”) es la bohemia de la independencia.
El periodismo –según su amigo Escobares un oficio como los demás. El bodeguero da su ginebra a quien se la paga. El periodista debe poner su pluma al servicio de quien se la compra. Sería ridículo que los periodistas, que no tenemos qué comer, tuviéramos convicciones.
Hay que ver lo que ha cambiado la cosa en cien años.

Español, 1; Córdoba, 0


La cola del autobús del propicio último junio

Francisco Javier Gómez Izquierdo

El año pasado por estas fechas al Córdoba lo amenazaba la 2ª B y no se sabe si por conjunción astral, novenas a San Hugo de Grenoble, patrón de los futbolistas, o mejor a una locura pasajera de la diosa Fortuna, mi equipo empezó a ganar partidos por 1-0 hasta que se puso séptimo en la clasificación. Por arte de un demonio favorable se pudo con el Murcia y cuando Las Palmas nos tenía prácticamente degollados, la estupidez humana vistió a sus criaturas de amarillo y nos regaló un gol a deshora. ¡¡Siendo séptimos ascendimos!!

      Fueron tres meses cabalgando sobre una chiripa siempre propicia que enloqueció a la ciudad. Surgieron cordobesistas a miles y empezamos a caer bien en todos los campos de España, porque entre otras cosas la camiseta blanquiverde es de las más futbolísticas y transmite buenas vibraciones. Cada partido caemos mejor, porque los contrarios nos ganan sin merecerlo, y es cosa que los aficionados rivales tienen en mucha consideración, al entender que el Córdoba regala los puntos porque no le acompaña la suerte... y claro está, damos pena y nos tiene lástima.
    
¡¡La suerte!! Al final va a ser ésa la clave. Toda la que tuvimos nos ha abandonado. ¿Habremos incurrido en sacrilegios? ¿No hemos ofrecido los sacrificios debidos a los dioses? ¿Tendremos depositada nuestra fe en sacerdotes impíos?  Tengo puesto que probablemente seamos la peor plantilla de Primera, que necesitamos casta y mucha valentía y que aún así pudiera ser que no fuera bastante para salvarse. Con lo que no contaba es con que nos autolesionáramos como los yonquis de la heroína en las cárceles de los ochenta.

     El partido de ayer ante el Español no lo vimos más que los interesados y dejando aparte el tremendo error de Djukic, sancionando a Ghilas por juerguista, no es corriente contemplar tantos fallos ante portería. Los comentaristas de la cadena Gol reconocieron que mereció ganar -no dijeron empatar- el Córdoba y el Marca también lo dice hoy y un servidor hasta se santiguó cuando entendió que el disparo a los cielos de Bebé a puerta vacía no fue sino el soplo demoníaco de criaturas enemistadas con un equipo al que hasta ayer eran tan inclinadas.

      No se puede reprochar nada al equipo en este partido. Si acaso al entrenador, por ésas manías disciplinarias sintiéndose general. Un general perdedor de todas las batallas, más ocupado en el corte de pelo y el correaje de sus soldados que en ganar la guerra, que en realidad es para lo que se le llamó desde Córdoba.

Los muertos y las muertas. Epílogo

EPÍLOGO

LA VIDA SE VA VOLANDO

Por Mónica Fernández-Aceytuno


Si bien los pájaros no van al cielo, su vida, cuando se marcha, se va volando.

Yo siempre he vivido con la impresión de que la vida no tiene peso. Me ha parecido siempre, en todo lo que me rodea, algo muy ligero, ligerísimo, que está deseando siempre volver al aire, al cielo, al universo, ¿qué se yo adónde va la vida cuando muere?

No tiene peso la vida y, sin embargo, cómo pesa lo que se ha vivido. Hay sucedidos que tienen el peso de los siglos, y días y días y más días, que  pasan como si no pesaran nada. Quiero decir que cada día de la vida tiene un peso distinto. Pero ¿y en los pájaros, en las aves?, ¿dónde va su vida cuando mueren?

Una vez tuve un colimbo en mis brazos, más bien en mi regazo. Era invierno y estaba en una de esas playas de guijarros blancos que se hunden en el bajío, entre pedazos deshilachados de redes verdes y azules. Acababa de suceder lo del Prestige y aparecían en las playas aves cubiertas de petróleo, o enfermas por haber ingerido el crudo. De pronto, un colimbo, pico arriba, los hombros de las alas presos en la arena, con cada ola.

Se moría. Primero en el mar, y después abrigado entre mis brazos. En un instante, se quedó frío junto a mi jersey de lana.

La vida, la despiadada vida, se le fue volando.

Me dejó en los brazos la cáscara inservible de sus alas.

(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)

Sábado, 28 de febrero

Valle de Esteban
El claro del bosque heideggeriano

viernes, 27 de febrero de 2015

Aceras del Botellato

Calle de Lista, esta tarde

Nostalgia tridentina


J. R. M.

Código para Ghilas

Francisco Javier Gómez Izquierdo

        La fiesta de cumpleaños de Ronaldo fue celebración entendida como poco ejemplar por esa recua de vigilantes delatores envidiosa de alegrías ajenas. Luego se supo que Casillas y sus amigos no fueron menos festeros y que los futbolistas del Barça también bailan y hasta juegan al póker en horas intempestivas. No ha habido periodista que haya reprimido su sermón particular sobre la falta de vergüenza, la responsabilidad, el arrepentimiento... y sobre todo la formalidad, como si la ociosidad del futbolista constituyera novedad.

         De las andanzas de los futbolistas se cuentan muchas leyendas y constan infinidad de certezas que entusiasmarían la chismosa naturaleza española, pero cuando un tipo como el entrenador de mi equipo, Djukic, prescinde de su mejor jugador en el momento más crítico de la temporada por dar mal ejemplo a sus compañeros y a la afición del Córdoba, la reprobación es seria de verdad.  La cosa fue mas o menos así:

       Después de perder 1-2 ante el Valencia, Ghilas, Bebé, Krhim y Rossi -todos extranjeros y titulares en el partido- salieron a divertirse por locales de la ciudad con fama de mucho ambiente y muchas chicas guapas -cordobesa y guapa son sinónimos- hasta relajarse en unas fotos, no se sabe si de grado o al descuido, que corrieron por esos artefactos móviles que tantos dolores de cabeza acarrean. De agravante, la hora: las seis de la  mañana. Como argumento exculpatorio tendríamos la inviolabilidad de la vida privada. De recto juez, un exfutbolista que falló un penalty y perdió una Liga. La sentencia, apartado del equipo. “..Sí, evidentemente es un castigo, porque es el referente del equipo y debe dar ejemplo”.
       
Los otros tres recién llegados al club se libran de la ira del míster y esperan temerosos el juicio del cordobesismo cuando los vean faenar esta noche en Sarriá.
        
Particularmente no me gusta el pronto de Djukic y su particular Código de Conducta, no repartiendo justica como el sentido común manda. O todos, o ninguno. Que la indisciplina cueste dinero y no mine la frágil entereza de nuestro Córdoba. Y sobre todo que mire atrás y recuerde sus tiempos de futbolista joven.

       Por circunstancias que no vienen al caso he conocido peloteros que lejos del fútbol empeoraron escandalosamente su fortuna y por ellos he sabido de cómo un internacional tenido por señor vivía con su amante para desesperación de su esposa, que además tenía que aguantar sus continuas borracheras, o las andanzas de un extremo andaluz que quiso llevarse las cucharas y tenedores de plata de un parador. En presencia del entrenador, en el vestíbulo y con las puertas cerradas  se procedió al cacheo de los equipajes.
 
El gran Naya esperaba cada día a un jugador del Burgos  en el portal de su casa  a partir de las once de la noche. Los entrenadores de Mágico González nunca pudieron con sus extravagancias anarquistas ¿Y qué decir del sin par Juanito al que sus compañeros de piso en Burgos no lo veían más que en los entrenamientos y no en todos?  Los hay de prácticamente antier que llenaban una bañera de marisco y dos habitaciones de suripantas para pasar dos días. Conozco otro que cogió tanto vicio con la farlopa que en activo ya atracaba gasolineras.

      Ghilas no ha hecho cosa en público que no prodiguen casi todos sus colegas de todos los clubs  en privado, pero como lo que se pide es discreción e hipocresía, puede que el castigo que le ha aplicado Djukic le enseñe a comportarse con la hipocresía debida, vuelva a engordar y espere equipo... con mucha educación y cortesía.

Desparpajo



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Madrid ya tiene su primer candidato (hablamos del Ayuntamiento, pues la Comunidad es una broma de Agustín García Calvo): Carmona, mezcla de Bono y El Fary, al que la calle llama “El Quemao”, por poner las dos manos en el ascua de Tomás Gómez.

¡Así no las mete en la caja! –dice alguien en la cola del pescado.

Pdr Snchz (Pedro de la Preveyéndola, para el vulgo) ha tenido el desparpajo de presentar a su Carmona en competencia con Arco, esa cosa de la que hablan los mismos que lo hacen de la política, y con el mismo… desparpajo.

Arco pone este año sus casetas a disposición del arte iberoamericano, que viene con dinero nuevo y el viejo cuento de “épater le bourgeois”, o arte del desparpajo, en que sobresale el cubano Prieto, que por un vaso de agua en un estante pide veinte mil euros (¡casi lo que un Gin Tonic en “La Ruleta”!), que es lo que por ese número cobraban Tip y Coll en una temporada en “Cleofás”.
¿Pero qué “bourgeois” madrileño va a ir a Arco a epatarse con un vaso de agua de Cuba, teniendo a igual distancia una Universidad de Venezuela con cadáveres abandonados que te bailan (con “moonwalk” y todo) el “Thriller” de Michael Jackson?
A los padrinos venezolanos de Pablemos, el de los aplausos de bebé (de los aplausos vienen todos los horrores, tiene dicho Thomas Bernhard), les ha sobrado desparpajo para llevarse a la cárcel a palos, por opositor, al alcalde de Caracas, video que no ha llegado a tiempo a Arco.

¿Cómo Carmona no va a sacar pecho de palomo al presentarse a la alcaldía de Madrid, si ese desparpajo no se veía desde que Roldán, concejal en Zaragoza, se presentó a delegado del Gobierno en Navarra?

Tanto desparpajo anuncia una “rave” de demagogia desconocida. El anticipo es la Grecia de Syriza: no los había más rojos de palabra ni los habrá más fachas de obra.
Rajoy es... Leibniz, que también tenía dos filosofías: la optimista, que sabía falsa, con que triunfó, y la pesimista, que era la lógica, que escondió.

Los muertos y las muertas. Rocío Jurado


ROCÍO JURADO
1944-2006

A Rocío Jurado la retrató el poeta José-Miguel Ullán en un golpe de magnesio: “El arte, ¡qué cosa tan abstracta!” Era el suspiro confidencial que había dejado escapar la artista en el hombro del poeta al cabo de un Salón de los 16. A Ullán le fascinaba su inteligencia. (“Y, ya puestos, subrayo por si acaso que he querido decir ‘inteligencia’ y no sólo ‘listura’.”) Ullán la recordaba tumbada sobre un sofá y en déshabillé rojo, leyendo Hojas de hierba, de Walt Whitman, regalo de Manuel Alejandro, el más tórrido de sus compositores. “Imaginarse así a Rocío Jurado me ayuda a recordarla como cantante en todo su poderío: libre, obstinada, pícara, melancólica y con humor del bueno, ocurrente y afectuosa, afecta a desmesuras teatrales y a guardar los secretos... Al margen de su voz, sobresalía en la Jurado un instinto felino para caer en la cuenta de lo escurridizo, para apasionarse en pensamiento, para darse al lujazo, en lo íntimo, de una inteligencia a prueba de oficio...” A su entierro, como si fuera a su última gala, acudieron ciento veinticinco mil personas.

IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)

Viernes, 27 de febrero

Valle de Esteban

-Quevedo es el poeta de la separación de Dios.
Octavio Paz

jueves, 26 de febrero de 2015

Ideas para Canorea



José Ramón Márquez

Como todo el mundo da su opinión, cosa perfectamente comprensible en el País del Tertuliano, y para no ser menos voy a poner “negro sobre blanco”, en expresión carísima al Tertuliano carrilero, una “hoja de ruta” -expresión también muy querida por nuestros enciclopédicos habladores-, que le ofrezco gratis a Canorea, por si le pudiese interesar.

Lo primero es formar el abono sobre la base de ganaderías sevillanas. Miura, Dolores Aguirre, Conde de la Maza, Partido de Resina, Herederos de D. José María Escobar, Isaías y Tulio Vázquez, Javier Molina... en ese plan, para hacer un guiño a los sevillanos y que puedan disfrutar ampliamente en su Plaza de los toros de su tierra.

A continuación, enviar una carta pública a los cuatro mazapanes que por segundo año se niegan a hollar el albero de la Plaza de Sevilla explicando con toda educación y claridad que no volverán sus zapatillas a posarse sobre la arcilla de Alcalá de Guadaira mientras él sea empresario, salvo que se pidan matar como mínimo la de Miura y otra rabiosa a elegir de las que mejor le vaya al estilo de cada cual.

Abrir la agenda y llamar a todos los que pueden estar y triunfar en Sevilla, desde Curro Díaz hasta Luis Vilches pasando por Pepe Moral o por el que al avezado lector le venga a la cabeza, a condición de que vengan dispuestos a irse al hule.

Con las pelas que se va a ahorrar de pagar la morterada que se le llevan los mazapanes y sus bóvidos-mascotas, se baja el precio de las entradas. Lo que no ingresa por entradas, lo compensa vendiendo cocacolas y almohadillas para la piedra.

Como homenaje al Tertuliano añado, además, un “corolario”, palabra que también he aprendido de ellos:

Mandar a paseo a tanto correveidile como hay por ahí, y saber que todo aquel que le proponga llegar a un acuerdo, como avisa Don Corleone en El Padrino, es el traidor.

En Saló, a veintiséis de febrero.

Los octavos

El lunes en los servicios de un pub en Berlín


Francisco Javier Gómez Izquierdo

    Se juegan los primeros partidos de la auténtica Copa de Europa y como cada año, siempre están los mismos. Se echa de menos al Milán, pero el Milán lleva tiempo siendo un asilo y quizás el United, en proceso de reconstrucción. Los equipos de la nobleza europea cumplen como les corresponde por rango y los postulados como máximos aspirantes, Madrid, Bayern, Chelsea y Barça, esperan los encuentros de vuelta con las ventajas de resultado, calidad y sobre todo experiencia.

       Al Madrid le tocó el Schalke, conjunto al que hemos de considerar intruso en octavos. Con plantilla limitada y calidad, digamos entusiasta, es la perita en dulce que los grandes de Europa desean en el sorteo. El asunto está resuelto y el entrenador Ancelotti espera rival... y a Modric, al parecer, una necesidad vital.

       El Bayern no marcó en Ucrania y la lógica dice que resolverá en Múnich, pero a mí este Shaktar Donest me parece equipo guerrillero e imprevisible, el reducto oriental de una legión brasileña capacitada para sorprender al más pintado. Incluso al Bayern. Seguro que el entrenador Guardiola tiene la mosca tras la oreja y a Luiz Adriano rondándole el área en sus pesadillas. 
      
El Chelsea de Mourinho ha conseguido  que al menos un equipo inglés sepa estar en la mejor competición del Mundo. Mourinho es un estratega extraordinario que estudia y no mira a sus rivales y que exige a sus hombres el sacrificio que se espera por la soldada que se les paga. El entrenador Arséne Wenger, inexplicablemente admirado por el periodismo deportivo de todos los países, vuelve a ese mes de la marmota que tanto le delata. Siempre por febrero, los aficionados se preguntan por qué se perdona tanto a este hombre de conceptos etéreos y gaseosos. Pide, y se le concede, prestidigitadores en sazón que ante la presencia de inofensivas culebrillas se tornan quebradizos y pusilánimes. El verdugo ha sido esta vez el Mónaco, un equipo menor donde aún intimida Berbatov, aquel delantero que creíamos jubilado.
    
¿Y el City?  El Manchester City es un palacio donde no cabe Pellegrini. Al ingeniero se le tiene por exquisito, pero no pasa de maestro de juveniles. No da nivel para equipos grandes. Rentable en Villarreal y Málaga, su gestión fue ruinosa en Madrid y sigue siéndolo en Inglaterra. ¿Qué verá Pellegrini en De Michelis? ¿Que tareas encomienda a Nasri? ¿Cómo entrena el arte de presionar?
      
El Oporto es el equipo que mejor ficha en Europa. Lopetegui, Oliver Torres, Brahim, Casemiro, tienen obligación de revalorizarse y a fe que lo van a conseguir. Uno tienen especial predilección por Herrera -y por Matuidi del PSG- , ese mejicano feo e  incansable al que cualquier entrenador bien nacido quisiera tener entre los suyos. Los grandes lo pedirán en cuartos y puede que alguno se arrepienta. ¡Al tiempo!

     Y por último los alemanes de Dortmound y Leverkussen . Del Borussia no sabemos a qué atenernos. El regalo de Chiellini -otra vez Chiellini- ha dado vida al equipo del simpático Klopp, moribundo en la Bundesliga. La Juventus no tiene competencia en Italia y la falta de exigencia suele pagarse cara, sobre todo si tienes que visitar el fiero y ensordecedor Signal Iduna Park, convertido en avispero infernal en las noches trascendentales.
     
Roger Schmidt está llamado a ser entrenador de pongamos el City o el Arsenal, equipos con técnicos erráticos, pero ahora lleva al Leverkussen, que de momento compite con mayor fiereza que el Atlético de Madrid, y no son ganas de señalar. El Leverkussen es equipo alemán de siempre. De fuerza, de físico y de ideas simples y prácticas. Roger Schmidt es alemán inteligente capacitado para poner en apuros al más solvente. No tiene plantilla envidiable, pero ha hecho un equipo tan terrible que es capaz de eliminar al Atlético. Confío en el Atlético y en el espíritu combativo de Simeone, pero he de reconocer que Roger Shmidt es tan bravo o más que el Cholo. Si decidiera la calidad, los cuartos son para el Atlético, pero ¡ay! los alemanes.

Albas



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Los de letras sabemos que la filosofía comenzó a ponerse chula con Hegel y su teoría de que lo real es lo racional.
En Madrid, donde nadie sabe qué es bipartidismo, todo el mundo es hegeliano: el gobierno, porque así puede demostrar que cualquier cosa que exista es lo mejor; y la oposición, porque así puede argüir que, dado que el gobierno le parece bastante irracional, no será del todo real, y se impone la tarea de colocar algo más real en su lugar.

Salir de ver “El francotirador”, el último peliculón de Eastwood, y encontrarse con el debate de la Nación en los medios es como tropezar con una pelea de chicas atrevidas (frivolidad vs. realidad) en el barro.

La frivolidad tiene incendiado el mundo, desde Libia hasta Ucrania, pasando por Grecia… y la Carrera de San Jerónimo.
A Libia fue de fin de semana Lévy (¡filósofo-pavo!), y porque le multó un guardia telefoneó a Sarkozy, quien, en compañía de María del Carmen Chacón Piqueras, bombardeó la “jaima” de Gadafi y dejó el desierto como Lavapiés después de una manifestación “antifascista”.

Cada minuto que pasa es crucial para la democracia –dijo Cándido Méndez, metido a asesor militar de la causa sarko-chaconera.

En el Congreso, Garzón, un curita pecero al que Tania de Rivas dejó sin partido (¡lo que ni Franco supo hacer!), se presenta como portavoz del pueblo para denunciar como en un dramón de Joaquín Dicenta que el pueblo no ve la TV porque no puede pagar la luz (“cárcel de luz, recóndita angostura”, en la visión púbica de Arias Solís).
Desde su nada parlamentaria el curita frívolo nos pinta un Nuevo País cuyo pueblo podrá domiciliar el recibo de la luz en el banco del Alba, que es el de Monedero, padre ecónomo del convento complutense cuyos contratos y facturas son secretos de Estado.

“Aquí no fusilamos al alba”, contestó el padre rector cuando le preguntaron por las cuentas del padre ecónomo. El padre rector es Carrillo, que, en efecto, nunca se levanta hasta después del alba.

Herrera en la onda

Festival del Habano

Los muertos y las muertas. Mena


MENA
1935-2006

José Luis Martín Mena fue la candidez que alivió al humorismo español de su luto y malas maneras. Contra viento y marea, Mena fue fiel al humor sin palabras, lo que le valió aparecer en Jours de France, Paris-Match o New York Times. Para ABC creó a su personaje por antonomasia, Cándido, de cuya vida supimos diariamente por una tira limpia y reconfortante como una jaculatoria. En su entierro sus amigos de los Amigos de la Boina, animados por Antonio D. Olano, lo despidieron con la boina y una de sus rancheras preferidas. Tuvo Mena la manía por Don Quijote, y esa pasión lo llevó a fundar en El Toboso un Museo de Humor Gráfico en memoria y homenaje del ingenioso hidalgo enamorado. Combinó el encanto y la tristeza con una gracia que convirtió en ángel. El carácter de Mena fue siempre combatir, como Jacob, con el ángel.

IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)

Jueves, 26 de febrero

Valle de Esteban

-Si ya un poeta o escritor resulta ridículo y, donde sea, difícilmente soportable para la sociedad humana, ¡cuánto más ridícula e inaceptable es toda una horda de escritores y poetas que se tienen por tales, de una sola vez!
Thomas Bernhard

miércoles, 25 de febrero de 2015

Plastilina

Debate sobre el estado de la Nación


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

La socialdemocracia (ni socialismo ni democracia) es la plastilina política de Europa, sumida en la ensoñación de un mito nórdico que, reducido a estadística, sólo es más impuestos… y más suicidios (con el permiso de la Salzburgo de Thomas Bernhard).
El juego se reduce a hacer como si todo fuera lo que no es. Como si Rajoy fuera la derecha, y Snchz, la izquierda. Como si eso fuera bipartidismo (imposible en un régimen de partidos-lapas estatales). Y como si un debate en el Parlamento (¡un Parlamento donde la estrella es el Banco Azul!) fuera la separación de poderes de Montesquieu.
La propaganda (y la costumbre) se encarga de todo: detrás de cada partido va un grupo de intelectuales al modo de aquellas penitentes que en la “Madrugá” de Sevilla acompañan al Gran Poder cubiertas con un plástico para protegerse de la cera que los nazarenos les echan con sus cirios.
Lo real es que, al margen de sus lecturas, entre Rajoy, que acostumbra leer el “Marca”, y Snchz, que acostumbra leer la fecha de caducidad de los yogures, no hay diferencia ideológica alguna. Como tampoco la hay entre Rivera y Pablemos (ni entre estos y los anteriores), por citar a los llamados a refrescar el sistema. Por encima de los puntos de vista de cada uno, está el apetito de poder, y la forma más rápida de satisfacerlo es el oportunismo. ¡Si hasta Pablemos se autonombra jefe de la oposición!

Es verdad que Pablemos viene del chavismo, pero tampoco hay que pensar que, si aún no hay candidatos a alcaldes de Madrid, es porque nadie quiere serlo por temor a acabar, cuando mande Pablemos, como el alcalde de Caracas.

Al lado de Varoufakis, Pablemos es un perrillo cusco, y todos hemos visto al ministro alemán Schäuble parar, templar y mandar (a tomar viento) a Varoufakis, que sólo era un “juampedro” impaciente.

El prodigio de la plastilina socialdemócrata es que Albert Rivera y Pablo Casado, el pepero que apunta a Madrid, sean (¡ontológicamente!) dos gotas de agua.

Los muertos y las muertas. Rocío Dúrcal


ROCÍO DÚRCAL
1944-2006

María de los Ángeles de las Heras Ortiz, Rocío Dúrcal, fue despedida en Madrid con aplausos a petición del cura Manuel Chávez (“Es la primera vez que oigo a un cura pedir un aplauso”, confesó el viudo, Antonio Morales) y con música de mariachi en Méjico. Francisco Yánez Chico, mariachi: “Yo sé que por a’i se dice: el mariachi es el corazón de Méjico; y eso es cosa rara, pos, porque tam’eién he visto yo qu’en Méjico hay gentes que nos desprecian... El mariachi popular sigue siendo lo qu’es, aunque tenga variantes... Pero, siempre el mariachi auténtico será el de nosotros, el de las plazas y las fiestas; nosotros, aunque tratemos d’estar bien vestidos, no somos espectáculo, sino música, alegría, corazón... Yo nunca pretendí ser más que mis compañeros, sino un güen mariachi, nacido en El Cerrito de la Villa, y formado en San Juan de la Vega, Guanajuato.”

IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)

Miércoles, 25 de febrero

Valle de Esteban
Batalla del Jarama

martes, 24 de febrero de 2015

Dante en el pueblo de la Warner

Bea no puedo vivir sin ti

Bea te quiero

Economistas



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Se nos acabó el dinero y cambiamos a los políticos por los economistas, pero sólo ha servido para darnos cuenta de que la economía tiene de ciencia menos aún que la política.
    
Schumpeter, el economista que siempre caía en los exámenes, sostiene que los tíos más inteligentes pueden ser unos perfectos idiotas en cuanto hablan de política, y todo, según él, porque votar es gratis.

    Desde luego, nadie compraría en el mercado lo que los economistas nos venden en la política. Yo los veo como a los echadores de cartas con que nos amenizan las madrugadas en los canales de TV a los insomnes.

    El ministro De Guindos vende que el español ha perdido el miedo a perder su empleo. El Nobel Joseph Stiglitz (“call me Pepe!”) aconseja el derroche a Pablemos, que tiene de padre ecónomo de su chiringuito a Monedero, que con cincuenta años no sabe hacer ni una factura en Alcobendas (donde Tarzán y su p… madre tenían un piso). El ciudadano Garicano ofrece herramientas (¿azadas?, ¿ganzúas?, ¿radiales?) a los autónomos para ayudarnos a superar la crisis. Y Varouafkis, que apareció en los telediarios como Furio Giunta (el matón napolitano traído de Italia por Tony, que al final huiría al enamorarse de Carmela) en “Los Soprano”, al grito de que gobernar es soñar, ha hecho, simplemente, el idiota. Pensaba en cobrar a los alemanes por la ocupación nazi de Grecia, antes de pasarles a los turcos la cuenta de la ocupación otomana.
    
Varoufakis, que no se sabía, siendo griego, el papel de las cigarras en las fábulas, quiso hacer creer a los incautos que los euros de frau Merkel eran como el gallo de Esculapio en el cuento de Clarín, es decir, otra ironía socrática.

    En ese cuento, cuando los discípulos del maestro se disponen a cumplir el encargo, el animal les recuerda que en Sócrates todo es ironía. Mas Critón buscó una piedra y acertó al gallo, que cayó cantando:

    –¡Quiquiriquí! Cúmplase el destino. Hágase en mí según la voluntad de los imbéciles.

Los muertos y las muertas. Juan Pablo II


JUAN PABLO II
1920-2005

Juan Pablo II, el Papa que rasgó el Telón de Acero, fue, en palabras de Peter Seewald, la piedra del siglo XX: “Su primera encíclica, Redemptor hominisRedentor del ser humano– señaló su programa: las personas, el mundo, los sistemas políticos se habían ‘alejado de las demandas de la moral y de la justicia’. La Iglesia, pues, tenía que suministrar el modelo contrario con una doctrina clara. Esta idea directriz estuvo presente en todas las circulares papales. Contra la ‘cultura de la muerte’, la Iglesia tenía que proclamar una ‘cultura de la vida’.” El cardenal Joseph Ratzinger, luego Benedicto XVI, concluyó que las grandes encíclicas de Juan Pablo II –la citada Redemptor hominis y su tríptico trinitario en el que presentó la imagen de Dios, la gran encíclica de la moral, la de la vida, la circular sobre la razón y la fe– constituyen los hitos sobre los que construir de nuevo, como Aquino hubo de repensar el cristianismo en el encuentro con el judaísmo, el islam y la cultura griega.

IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)

Martes, 24 de febrero

Valle de Esteban
El día del Terremoto

lunes, 23 de febrero de 2015

Pasiones




Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    La democracia, como el cine, es un tema de conversación europea que únicamente cuajó en América.

    Los americanos tuvieron desde el principio la pasión de la libertad, una cosa desconocida en Europa, donde lo que se impone, como consecuencia de la lucha de clases, es la pulsión de la igualdad, una utopía cuya persecución requiere de la dictadura.

    Libertad e igualdad son como agua y aceite, pero aquí, donde el análisis se sustituye con la propaganda, todo el mundo se empeña en mezclarlas para que en la grande polvareda perdamos a don Beltrane, que es la democracia: representación y separación de poderes.

    Ahora que los nuevos españoles se debaten entre el voto cursi a Ciudadanos, que promete un “salario digno” (?), y el voto cani a Podemos, que promete dar el paseo (suponemos que en efigie) a “la casta” (?), hay que recomendar, sin más, la lectura de “El Federalista” a los jóvenes que tengan la curiosidad de la democracia, de la que en España (y en Europa) sólo sabemos por sus enemigos, salidos de las madrasas universitarias del marxismo y sus guitarrones.

    La pasión de la libertad inspira en Hamilton, Madison y Jay controversias de una grandeza, sencillez y belleza insuperables, frente al odio, la confusión (vivimos donde la confusión ha hecho su obra maestra, avisó Shakespeare) y el feísmo que la pulsión de la igualdad (siempre para los otros) inspira en el profesorado (en España, desde el maestro Ciruela, todo quisque es profesor) que pastorea la industria política.

    El palenque político suena a berrea del gorila, por la cantidad de golpes de pecho que se pegan los gallitos contra la corrupción, pero ninguno de los nuevos viene con la promesa de sacar a los partidos del Estado y devolverlos a la sociedad. Tiene guasa que el único en reconocer (lo hizo el otro día) el engaño del sistema proporcional sea… Gonzalón, que lo impuso (¡razón de Estado!) en el 76 frente a Fraga, que venía de Londres y pedía el mayoritario.

El billar de Fernando VII



 Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Madrid y Barcelona presentan la mejor nómina de jugadores del fútbol mundial, pero son entrenados por Luis Enrique y Ancelotti, que no tienen precisamente el glamour de Sam Shepard dirigiendo por video las operaciones del Black Hawk derribado en Mogadiscio.
   
Luis Enrique es el casticismo madrileño (hay que decirlo: su culerismo no puede ser más impostado): en esta Liga le toca perseguir al Madrid, pero en cuanto le salta la liebre (tres veces van) su galgo se para a mear.
   
Ancelotti es “il dolce far niente” italiano, y no le importa que Simeone le coma los derbis, pues sabe que esta Liga es una breva que le va a servir en bandeja la ley de la gravedad.
   
También a Newton le cayó la manzana y la posteridad no lo recuerda por su flor, sino por su sabiduría. (Es verdad que la filósofa Sandra Harding dice ver en los principios newtonianos un manual de violación, pero eso sólo sirve para acreditarla a ella como pipera del feminismo.)
   
Ya en el partido del Bernabéu el Barcelona de Luis Enrique dio muy mala espina. Dominó la primera parte jugando a las tabas, que es en lo que derivó el tiquitaca, Messi falló el 0-2 por una desgana insólita y cuando, al filo del descanso, el frufrú del piperío (¡los hélitros del grillo!) hacía presagiar pitada llegó el empate reparador. La impresión que se desprendía de aquella actitud era que la tropa culé quería cargarse a Luis Enrique, el castizo.

    Cómo será la cosa que hasta el ingeniero Pellegrini, que viene a Barcelona con el City del jeque a jugarse los octavos europeos, ha introducido una serpiente en el jardín culé: espera, dice, que esta vez no le expulsen a nadie. O sea, el viejo sueño de Mourinho de que le dejaran jugar con once contra el Barcelona, pero lo que en el portugués era una declaración que incitaba al fascismo es en el chileno una rosa de San Jorge.
   
¡Ya querríamos haber visto así de farruco a Pellegrini cuando viajaba con el Madrid a Barcelona!

    Total, que al Madrid su único competidor le ha puesto el campeonato español como le ponían las carambolas a Fernando VII (que no era Felipe II, que no tenía billar en El Escorial, como cree ese sin par Carmona que quiere la vara de alcalde de Madrid).
   
No es ninguna broma, ¡oh dioses del glamour!, ganar una Liga con Isco de figura (¡ese Ferrari, por Dios, ese Ferrari!) y Casillas de portero (quinientos partidos ligueros en la semana que la pierna de otro Casillas, el camarero, salió por los aires en la rueda de prensa de Monedero).
   
¡Cuántas paradas, cuántos goles salvados en este tiempo! –cantan los rapsodas del piperío con música de Kiko Argüello.
   
En cuanto a la competición internacional, tampoco es que se presente más oscuro e incierto el reinado de Witiza. Cuando se tiene a los mejores jugadores no hace falta recurrir a la bizarría que reclama Arrigo Sacchi (el tío, ay, que dijo que Casillas es un portero que siempre se ha entrenado mal) para la selección nacional de Italia.

    –Hay demasiados jugadores de color en los equipos primavera.
   
No tendrá nada que ver, pero cronológicamente el fútbol italiano se vino abajo cuando la justicia ordinaria (al revés que España, Italia ha dado mejores juristas que futbolistas) se puso las barbas con el doping.



FLEMA INGLESA
    En Inglaterra los árbitros también lloran (que es decir se ríen): lo vimos el sábado en Stamford Bridge con un tal Martin Atkinson. Chulear al Chelsea de Abramovich puede formar parte del paquete de sanciones europeas contra Putin, pero ese tal Atkinson, penaltis al margen, asistió con un cinismo la mar de flemático a la agresión (similar a la de Goicoechea a Schuster) de Barnes, jugador del Burnley, a Matic, jugador del Chelsea, que salvó la pierna (y la carrera de futbolista) de milagro; entonces empujó a su agresor, y el tal Atkinson procedió a la expulsión… de Matic (¡Dios salve a la reina!) animando con una mueca de su mejor flema… a Barnes. La crueldad triunfando sobre la descortesía.






Los muertos y las muertas. Agustín González


AGUSTÍN GONZÁLEZ
1930-2005

Agustín González nunca estuvo aún lo bastante muerto para oír la voz de la conveniencia: murió con las botas puestas, de una gripe mal curada. Había querido ser aparejador, perito industrial y filósofo, pero acabó –empezó con un pequeño papel en Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre– siendo cómico de contrapunto en las mejores historias del cine español: con Saura, con Bardem, con Camus, con Fernán-Gómez y, desde luego, con Berlanga. Sumó cincuenta años en el carrusel del espectáculo. Su nombre figura en las dos primeras películas españolas con Oscar: Volver a empezar y Belle Époque. Su última participación cinematográfica ocurrió en Tiovivo 1950, de Garci. Al morir interpretaba en el teatro Tres hombres y un destino, con José Luis López Vázquez y Manuel Alexandre. El alcalde de Madrid le prometió en la capilla ardiente que daría su nombre a una calle.

IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)

Lunes, 23 de febrero

Valle de Esteban
Y lleno de veneración contempla uno la famosa escalera por la que Tolstoi, el viejo escritor de ochenta y tres años, descendió un amanecer, a las cuatro de la mañana, hasta la cuadra, para huir a caballo de su pueblo y de su familia e irse en busca de la muerte.
Stefan Zweig

domingo, 22 de febrero de 2015

De derrota en derrota

Diego Alves ante el penalty

Francisco Javier Gómez Izquierdo
 
El Córdoba tiene dos maneras de perder: merecidamente y por falta de Fortuna. Cuando mi equipo pierde merecidamente se quiere decir que no ha luchado, que no ha atacado y que la mayoría de los jugadores han estado ausentes del partido. Cuando perdemos merecidamente se enfada el entrenador, el aficionado y sobre todo el periodismo local, que confunde más que informa. El periodismo local no acepta las limitaciones de la plantilla, la evidente dureza de mollera de más de un futbolista y que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible.

        En los partidos que perdemos por falta de Fortuna, no se quiere decir que seamos mejor equipo que el rival, sino que durante los 90 minutos hemos hecho más méritos y le hemos puesto más voluntad que por ejemplo el Valencia ayer. El Valencia se colocó bien en el campo. Con actitud de pescador paciente convencido que ha llegado a un coto donde se asegura pieza. Sin prisas, viéndolas venir y con el guardameta Alves firme y poderoso.

      Nuestro Abel Gómez, por segunda vez titular -la primera fue en Bilbao-  buscaba de continuo el  balón e intentaba contactar con el  egoísmo de Bebé o la frágil inquietud de Héldon. El Diario tiene una fijación inquisitorial e inexplicable hacia Abel, el único centrocampista que ve el fútbol como procede, hasta el punto de convencer al público de que no le perdone que pase hacia atrás o le reproche el error en un desplazamiento de cuarenta metros. Es el único que se atreve a hacerlo, pero el público, al  parecer, es soberano.

      El público perdona que el chupón Bebé pierda once balones de diez con su regate de fútbol sala, que Edimar suba la banda y no se acuerde de bajar -André Gomes pudo pintar un cuadro antes de rematar escandalosamente solo el primer gol-, los extraños movimientos de Crespo y, en fin, los defectos propios de una plantilla discreta a la que no se puede exigir imposibles.

       El Valencia tuvo sus apuros, pero marcó el 0-1 con un jugadón de Paul que remató André Gomes, y cuando conseguimos el empate adelantó líneas y dijo aquí estoy yo. Piatti, ese aguijón mortal, remató de malas maneras una dejada de Negredo; el balón botó a lo falso y se coló sin justicia en la portería de Saizar. Era el 1-2 a poco del final sin capacidad física ni técnica para remediarlo. Nuestra afición no se molestó y la del Valencia nos cantaba “sois de primera”, con esa conmiseración con que se nos obsequia por todos los estadios del país. Somos campeones en victorias morales y derrotas honrosas. Nos queda la buena predisposición del prójimo hacia la camiseta blanquiverde como el mundo la tuvo hacia  aquel negrito que nadó en las olimpiadas y todos queríamos que al menos llegara.

Los muertos y las muertas. Christopher Reeve


CHRISTOPHER REEVE
1952-2004

Christopher Reeve, el periodista Clark Kent de Supermán, era hijo de profesor y periodista. Entró en el cine por el teatro –compartió escenario con Katharine Hepburn en A matter of gravity– y en 1978 salió elegido para vestir el traje de su vida en cuatro episodios dirigidos por Richard Donner, Richard Lester y Sydney J. Furie. En 1995 se quedó tetrapléjico al caer de un caballo. Escribió un relato, Sigo siendo yo, de cómo había superado los deseos de morir que lo invadieron con la desgracia y rodó a las órdenes de su hijo un documental titulado Volveré a andar. “Me voy a levantar de esta silla, voy a tirarla y echaré a andar”, prometió en la TV. Creó la Fundación Christopher Reeve para promover la investigación con células madre, prohibida por la legislación norteamericana. En 1977 dirigió una película para la TV, In the gloaming, que ganó cuatro premios Emmy.

IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)

Domingo, 22 de febrero

Valle de Esteban
Y la sexta pregunta de Tolstoi: "¿Qué es la muerte... y cómo puedo salvarme?"

"Se ha cumplido el plazo"

DOMINGO, 22 DE FEBRERO
En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: 

-Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio. 

Marcos 1,12-15

sábado, 21 de febrero de 2015

Frío en Córdoba

 Pared reivindicativa en Córdoba

Francisco Javier Gçomez Izquierdo

La empresa SADECO se encarga de la recogida de basuras en Córdoba y sus trabajadores, digamos fijos, lo son desde que fueran contratados durante los continuados gobiernos de los considerados progresistas. Julio Anguita, Herminio Trigo, Rosa (Joaquina) Aguilar, Andrés Ocaña... fueron alcaldes comunistas apoyados en la mayoría de los periodos por concejales socialistas. En las últimas elecciones y tras la “espantá” de doña Rosa Joaquina, la tristeza de Andrés Ocaña y la ruina municipal, los peperos del joven Nieto alcanzaron una mayoría absoluta que no ha tenido oposición salvo en las necedades titiriteras de Pedro García, esperpento vergonzoso del que no se sabe qué sabe hacer.

          Los trabajadores de SADECO, representados por los sindicatos UGT y CCOO, han decidido incomodar al alcalde y de paso a los ciudadanos con una huelga, veremos si salvaje, de recogida de basura hasta Semana Santa. La noticia no tendría mayor importancia si no fuera porque entre la más importante de las reivindicaciones está la de incumplir una sentencia del Tribunal Superior de Justicia contra la pretensión del sindicato CCOO sobre unos emolumentos impropios en tiempos de crisis. Si el alcalde accediera a la ilegal pretensión sindicalista incurriría en delito de malversación de caudales públicos y prevaricaciones varias, pero el cumplimiento de las leyes que no dan la razón a ciertos hombres cerriles, es sabido que entra en el aparato represor del sistema. Nos enteramos ayer de que los trabajadores de SADECO tienen un plus anual por no faltar al trabajo y que los enlaces  sindicales exigen que ese plus se cobre aunque se esté todo el año de baja -sobre las bajas médicas que no penalizan entre las empresas paralelas de régimen local habría mucho que decir-. ¡Qué justos, valientes y solidarios son estos representantes con el dinero de los que pagamos impuestos!

        Pero la reivindicación más llamativa por descarada e insultante al mínimo sentido común la trae el frío de Córdoba. Dicen los trabajadores -mejor, sus representantes-  que con la ropa que les facilita la empresa no se abrigan lo suficiente ante temperaturas tan “gélidas” como las de este invierno.  ¿Frío en Córdoba?  ¿Y cómo habrá que vestir a estas criaturas tan delicadas? ¿Con pieles de oso? ¿Habrá que contratar el traje de los barrenderos cordobeses en almacenes de Alaska ó Noruega? ¿Qué iba a ser de estos trabajadores en Burgos, León ó Soria cuando les mandaran abrir calle entre la nieve?

    No. En Córdoba no hace frío. Si acaso cierto frescor que se agradece ejerciendo trabajos físicos. Que uno sea de  Burgos puede restar objetividad, pero las mínimas temperaturas no han bajado de siete ú ocho grados excepto dos días de enero con menos uno. Entendería que los trabajadores de SADECO se quejaran del calor del verano y el implacable castigo al sol, pero me malicio que nada es lo que parece y así lo dicen los parroquianos hincando el diente a la tostada con zurrapa.

      -¡Cuánto tienen que agradecer estos de SADECO! Se ve que no les queda mas remedio que luchar por los suyos, más que por lo suyo.

Canorea

Canorea sentado entre la selecta crítica


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Noche de cine antiguo en el periódico, con el Rey entregando a Miura el Premio Taurino de ABC.

Por un miura, “Jocinero”, que en 1862 partió el corazón a Pepete en Madrid, el Congreso casi prohíbe los toros.

Desengáñese usted, don Eduardo –dijo el marqués de Saltillo a Miura–: en España ya no quedan más que dos ganaderías de postín, la mía, de toros mansos, y la de usted, de bueyes bravos.
El conde de Santa Coloma fue una tarde a la plaza con un ganadero a cuyos toros injuriaron las cuadrillas con banderillas de fuego.

Y sobre tó, ¿pa qué son las banderillas de fuego? –dijeron los peones–. Pa usarlas.
¿Y para qué son el cura y la extremaunción? –dijo el ganadero–. Pa usarlos también. Con que a ver si los usáis mañana, que hay miuras.
Pero la socialdemocracia se hizo también con la tauromaquia: desapareció de las plazas el toro, y ahora, en vez de hombradas, se habla de volutas y aletazos.

El nuevo lúser de la fiesta es Canorea, el empresario de Sevilla, al que cuatro figuras de confitería quieren echar de la plaza para poner el águila y el nopal.

A Canorea, listo, progre y descuidado, no le ha cogido un miura, sino Morante. Y dos veces.
Morante hace gracia porque lo mismo se invita a un día en lancha a cambio de llevar la comida, y la comida que lleva al barco es un perol de sopa, que se presenta en tu casa a llevarse para la suya un nido de cigüeña (con cigüeña) porque ha oído que da suerte.

Canorea compró cinco corridas de monas para Morante, que no va a Sevilla, y tendrán que despacharlas los Javier Castaño. ¿Y la gracia? Gracioso sería que Javier Castaño le dejara a Canorea colgado con cinco corridas de rabiosos (Cuadri, Escolar, Victorino, Conde de la Maza y Miura) y que las despacharan… los Morante, a barbillazos.

Si Canorea, ay, fuera audaz, donaría las monas a la Gota de Leche y montaría (¡por probar!) una feria “a la francesa”: venga toros y fuera batas de cola. Es decir, los de los c… a mandar, y los del arte, a acompañar.

Los muertos y las muertas. Matías Prats


MATÍAS PRATS
1913-2004

“Fue el que marcó el gol a la Pérfida Albión en un estadio brasileño con nombre de refresco exótico: Maracaná. Él solito, División Azul con gafas oscuras y bigote imperial, fue también quien de verdad consiguió derrotar a Rusia en el frente del Volchov del gol de Marcelino. Porque era en realidad un poeta. Un poeta de Córdoba que tiró hacia la épica en vez de a la lírica. (...) Rompió en la hímnica épica de Radio Nacional con don Pedro Gómez Aparicio y con Fernando Fernández de Córdoba, el que leyó el parte de la victoria con el tararí del cornetín cuartelero (...) Todo era en blanco y negro, más negro que blanco, y nos hizo soñar una radio en color cuando no había siquiera televisión. Supongo que el cancerbero que tanto nombraba le habrá dejado entrar y acomodado en el mejor sitio de la tribuna de prensa.” El poeta del micrófono, de Antonio Burgos.

IGNACIO RUIZ QUINTANO
(Del libro Serán ceniza, mas tendrá sentido / Ediciones Luca de Tena, 2006)

Sábado, 21 de febrero

Valle de ESteban
La quinta pregunta de Tolstoi: "¿Cómo debo vivir?"

viernes, 20 de febrero de 2015

Caimanes y mazmorras

Beatriz Manjón
Abc

La polémica es la levadura del «trending topic» y dura lo que tarda en llegar la siguiente. Como el cotilleo, tiene su función catártica, aunque hacer de la utilidad la verdad es la definición orteguiana de la mentira. Lo último que ha corrido por ese paraíso fisgón que es Twitter es que la Esteban tiene cuenta en las Caimán. Y se va el caimán tuitero para la Belencilla. Todo parte de un vídeo, con evidente edición, en el que afirma: «Lo tenía en Bankia y lo quité. Tenía tanto que para que me lo roben… Y me dijo Toño: “A la Cai”». Ahí se corta. A la Caixa. En la versión sin manipular se ríe de un bulo que apareció en prensa. Cuenta que llamó a su representante para saber dónde estaban esas islas. Las hay que creen que allí está el punto G. Decir «cocreta» no es incompatible con tratar de burlar al fisco, aunque no es el caso. De nuevo, la credibilidad de los medios por el precipicio de la precipitación. Su (no) delito es como la (no) operación de Uma Thurman. Pero Falciani que algo queda. A la Esteban, que se aferra a las miniaturas de ambulancias como Tomás Gómez a las Vespas, se le acumulan tantas controversias, entre Hormigos, trampas y bajadas de azúcar fingidas, que tiene tema lo que resta de año en «Sálvame». El programa ha lanzado una campaña de apoyo, con supuesta censura de vídeos, que ha provocado una contracampaña en la red, acusándolo de favoritismo, que es como reprender a unos padres por lo mismo. A la guerra de hashtags (#apagónsálvame #tarariquetevip) sólo les falta un lodazal donde pelearse. Si TVE ha manifestado su apoyo a Mariló Montero por el asunto de los limones, que me ha devuelto a la memoria a Juan Antonio Canta y su «un limón y medio limón», ¡cómo no va a defender el magacín a su colaboradora! Otra cosa es que no esté la parrilla de Telecinco como para justificarlo tirando de Voltaire: «La uniformidad de lo sublime asquea». Ni que el rechazo que provoca Belén fuera nuevo. Preguntado Ariel Rot sobre sus miedos, confesó: «Encontrarme con Belén Esteban en un ascensor». Y eso que aún no llevaba pijama tatuado ni se maquillaba como Amy Winehouse.

Miura

Pitón de miura en Valencia


José Ramón Márquez

Como si un feliz hado mostrase el camino, el mismo día en que se consuma de forma certera el ataque a la Plaza de Sevilla por parte de unos desalmados insolentes, en Madrid, en la Casa de ABC se le entrega el premio taurino ABC a Miura, pura Sevilla.

Frente al vilipendio contra la Fiesta perpetrado por  cuatro prescindibles personajes, en defensa de oscuros intereses, en la Casa de ABC se pone de manifiesto, de manera inconfundible, la adhesión neta al inquebrantable principio sobre el que descansa el edificio total de la tauromaquia: el toro.  

Oportunísimamente, como si la ocasión hubiese sido preparada ex-profeso, un notable grupo de personas, cada uno de su padre y de su madre, del Rey hacia abajo, se reúnen para homenajear la trayectoria fecunda de una familia ganadera volcada durante más de un siglo y medio de forma indiscutible en la preservación de una estirpe única y especial.

Decir Miura es decir la leyenda, es decir el Cortijo del Cuarto, el de Los Gallos, el de Zahariche. Decir Miura es evocar esa imponente portada en la carretera A-456 en Lora del Río, esos tres palos que forman una puerta en cuyo  dintel está escrita la palabra ‘Miura’, flanqueada por dos calaveras, como si de una evocación de Ribera se tratase. Decir Miura es retrotraerse a la historia entera de la tauromaquia,  a la fidelidad a un estilo, a una estirpe a una manera de hacer y de no hacer, a un señorío antiguo y nobiliario manifestado de mil maneras, como por ejemplo en la cabal presencia en la Plaza de Toros de Sevilla durante siete décadas de manera ininterrumpida. Decir Miura es ir de la gracia de Pepe Luis al volapié de Domingo Valderrama, es decir sardo y salinero, es decir la emoción de un chiquillo en El Batán contemplando los toros mitológicos de la mano de su abuelo, evocación de las cornadas a los pencos y las heridas a los hombres, de la vida y la muerte en los limpios pitones del ganado que lleva grabada a fuego en su cuero la A con asas, aleph primordial que espanta a tantos toreros, seña para la afición, ecuación despejada de fidelidad y amor a lo propio.

En esta noche de celebración del toro, junto a algunos de los ganaderos que uno más respeta, resplandece por un momento, frente a tanta cobardía, tanto cálculo y tanta iniquidad la gozosa verdad eterna e incuestionable de la Fiesta representada por los hermanos Miura, caballistas, ganaderos de reses bravas, divisa verde y grana en provincias, verde y negra en Madrid, antigüedad de 30 de abril de 1849.