Una mujer es abordada por un hombre delgado, de entre 50 y 60 años de edad, con el pelo canoso, media melena y los ojos claros. Se dirige a ella en voz baja para decirle que se acerque y que entre en un coche, de color verde, porque ha encontrado 50 millones de pesetas (300.000 euros) en la estación del tren. Accede y en la parte trasera del vehículo observa que hay sentado un individuo de unos 35 años, pelo corto y vestido de negro. Éste le pregunta si está conforme con ir a medias con el dinero, a lo que la mujer contesta que sí. Pero hay truco. Antes de proceder al reparto, la víctima tiene que enseñar dinero suyo como prueba. No hay problema. La denunciante se dirige a su casa, coge la cartilla del banco y acude a una sucursal para sacar 3.000 euros de su cuenta.