miércoles, 13 de agosto de 2014

Misioneros


 Amancio Galerón, comboniano de Gamonal

 Hijo de Moncalvillo, mártir en el Zaire


Francisco Javier Gómez Izquierdo

Cada cinco o seis años aparece por casa Amancio Galerón, un santo que nació en uno de los Cañizares de la parte de Villadiego. Es amigo de Gamonal, al que una desmedida generosidad llevaba a atender a los ancianos de Fuentesblancas después de su turno en FABISA. A finales de los 70, un servidor no entendía como aquel gigante  rezaba y reía tanto. Por entonces ya tenía luz. Amancio se metió comboniano y recorrió el África. Cuenta sus padecimientos con una sonrisa y cuando vuelve a España me lo llevo a un supermercado para que admire las herramientas que tan útiles le serían en la Misión. La última vez que vino, hará cuatro ó cinco años, mi doña se sintió culpable, al verlo alegre y con todo su patrimonio en una maletilla.

    -Soy rico, deberíais saber lo que es no tener nada. Sólo hambre.
    
Amancio está en una selva desconocida y me tiene muy preocupado porque hace tiempo que no sé nada de él. Máxima, otra hermana burgalesa de 86 años que me quiere como no merezco y que recién venida a descansar a su pueblo se escandalizó porque le ofreciera jamón y chorizo -manjares de potentados-, no consigue localizarlo, pero me reconforta aconsejándome que no me canse de hacer el bien.

     -El resto no importa.
    
Tenía mi mozo cinco años y miraba al misionero sin pestañear, escuchando su habla santa y sus palabras sabias. Mi chico de cinco años y cuando tuvo 10 y 15... y  mis amigos de Córdoba y garantizo que todo aquél que le oyere.

     Fernando de la Fuente nació en Moncalvillo de la Sierra -diáspora casi universal- y se hizo Marista. Hace 18 años lo torturaron y mataron en el Zaire junto a otros tres hermanos un grupo de fanáticos ruandeses. Si usted pregunta por aquellos asesinatos a cualquier paseante no le sabrá decir. Yo diría que ni siquiera en la Demanda, su patria.

    Hoy, el misionero Miguel Pajares ha muerto y España se llena de necios con ventanas a la calle. Necios que dicen saber lo que está bien y lo que está mal, pero a los que no se les oye cómo sanar al enfermo. Al enfermo de Liberia, porque el del hospital Carlos III ya está salvo. Lo gritan en la tele, energuménicamente sin saber que hay una  raza de hombres excelentes que dan todo lo que tienen por el prójimo... y como sólo tienen su vida, tiran de ella hasta que se acaba.

  Miguel Pajares, Fernando de la Fuente, Amancio Galerón y Máxima de Burgos, desgraciadamente no son ejemplo para casi nadie. Será cosa del progreso.