Francisco Javier Gómez Izquierdo
Alardean estos días unas pocas tribus salvajes imponiendo su brutal fanatismo a las autoridades y atemorizando a nuestros agentes de policía, que a lo visto han de tener comportamiento beatífico y dejarse matar si es necesario.
Dicen muchos periodistas -el joven de la cadena cuatro al mediodía hasta parece su portavoz de prensa- que los cafres son estudiantes y que protestan por los recortes en becas y la persecución del Pepé a los pobres. Curiosa novedad la de que los pobres tienen categoría de torpes en la comprensión y menor inteligencia desde el advenimiento del pensamiento progresista. En mis tiempos los hijos de los labradores eran ejemplo de aplicación y sacaban cuando menos un siete de media para conseguir una beca que aliviara los gastos de unos padres pobres que se avergonzaban de que sus hijos sólo pasaran de curso “raspandillo”. Un servidor no pudo ir a la Universidad porque mis padres tenían seis hijos que mantener, a pesar de pasar “holguero” aquel COU del 76. Me puse a trabajar en la San Miguel diez horas de noche, porque en mi casa se necesitaba el dinero y tras fortalecer el espíritu en empleos variopintos -limpié gallineros, cogí lúpulo, fuí cantinero, vendimié....-, estudié una oposición y la aprobé hace ya casi 30 años.
No estoy frustrado, ni molesto, ni indignado por nada de lo que pasó entonces. No creo que la Universidad me hubiera hecho mejor persona, pero hoy estoy contento de que mi hijo de 19 años lleve dos en una Facultad.
Como padre he padecido la desaforada persecución de las autoridades de la Educación andaluza hacia los buenos alumnos, hacia los alumnos que hacen buen uso de los euros que la Administración pone a su disposición, hacia los que tienen la desfachatez de acabar con sobresaliente cada curso...¡en fin, un despropósito!
Mi chico no está de huelga estos días. En la Facultad de Medicina de Córdoba ni siquiera se ha planteado tal posibilidad. Los representantes sindicales universitarios al parecer tienen cierta edad y pocos conocimientos y desde que hace un año o dos fueron ridiculizados por la malversación que hacen de los impuestos de los ciudadanos, prefieren no mostrarse en las facultades a las que acuden estudiantes de verdad. Para acceder a Medicina los alumnos suelen necesitar una media de más de 12 porque ahora el 10 es un 14 y para muchos de esos alumnos que aprovechan el esfuerzo de los contribuyentes no hay beca, porque sus padres tienen la poca vergüenza de ser funcionarios del Estado con nómina delatora. Los padres de esos alumnos han de costearles su esfuerzo sin ayuda administrativa y subvencionar gandules que es tribu dadora de muchos votos.
Dicen que los broncas cordobeses subieron a Madrid aprovechando la excursión del ejército de Cañamero y que por eso aquí no hay la mínima incidencia. Pretenden una educación estatal consentidora y generosa. Con mucho desayuno molinero y poca gramática. Con mucho psicólogo y ningún matemático... y por supuesto todo de balde.