Hughes
Otegui es un señor extraño. Comparte con Rufi Etxeberria el no tener flequillo. Tienen los dos un pelo de monaguillo, de no tener vida sexual, de haber renunciado en algún momento de sus vidas a tener gracia ante el espejo, como si su causa implicara no peinarse. Pues bien, Otegui, con su peinado identitario de chupacirios, amenaza junto a decenas de presos etarras con una huelga de hambre “indefinida” por el trato que dicen que recibe el carcelero de Ortega Lara, enfermo de cáncer. Y no se sabe si indefinida es por no tener final (esas cláusulas suyas, temporizadores en la frase), sin comer ya nunca, como yoguis; por tratarse de una huelga parcial en plan ramadán, o porque fuera un hambre difusa, que bien pudiera ser solo gazuza. Podrían haber anunciado una huelga de hambre “permanente y verificable”, pero eso les obligaría a enseñar luego una foto de Pernando Barrena luciendo six-pack y eso ya es mucho verificar. En el mundo batasuno se ponen a plan en bloque, como las titis en el gimnasio y aspiran a la portada del Men’s Health de los Torsos sin Estado, con su consiguiente efecto rebote. Lo que sí está claro es que se puede dejar las pistolas (¡que no las cartucheras!) sin saber vivir en democracia. Democracia es no tener que decir te mato o me muero. Y exige palabras. Como vivir en pareja: hablar mucho para acabar durmiendo en el sofá. ¿Acaso estos señores van a ponerse a hacer la dieta de la piña cada vez que se les lleve la contraria?
Otegui es un señor extraño. Comparte con Rufi Etxeberria el no tener flequillo. Tienen los dos un pelo de monaguillo, de no tener vida sexual, de haber renunciado en algún momento de sus vidas a tener gracia ante el espejo, como si su causa implicara no peinarse. Pues bien, Otegui, con su peinado identitario de chupacirios, amenaza junto a decenas de presos etarras con una huelga de hambre “indefinida” por el trato que dicen que recibe el carcelero de Ortega Lara, enfermo de cáncer. Y no se sabe si indefinida es por no tener final (esas cláusulas suyas, temporizadores en la frase), sin comer ya nunca, como yoguis; por tratarse de una huelga parcial en plan ramadán, o porque fuera un hambre difusa, que bien pudiera ser solo gazuza. Podrían haber anunciado una huelga de hambre “permanente y verificable”, pero eso les obligaría a enseñar luego una foto de Pernando Barrena luciendo six-pack y eso ya es mucho verificar. En el mundo batasuno se ponen a plan en bloque, como las titis en el gimnasio y aspiran a la portada del Men’s Health de los Torsos sin Estado, con su consiguiente efecto rebote. Lo que sí está claro es que se puede dejar las pistolas (¡que no las cartucheras!) sin saber vivir en democracia. Democracia es no tener que decir te mato o me muero. Y exige palabras. Como vivir en pareja: hablar mucho para acabar durmiendo en el sofá. ¿Acaso estos señores van a ponerse a hacer la dieta de la piña cada vez que se les lleve la contraria?
En La Gaceta