jueves, 1 de noviembre de 2018

El Judicial

Aquí no se eligen jueces


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Rivera dice que él nunca elegirá jueces, por respeto al poder judicial.
    
Rivera habla del poder judicial como el cursi de Robespierre y todos los constituyentes del 89, no menos cursis (salvo los abates), que habían oído campanas y no sabían dónde.
    
Examinaremos esta teoría de los tres poderes, la cual mostrará la facilidad del espíritu humano para tomar palabras por cosas –dirá el ídolo de nuestro Ortega, Mirabeau, redomado traidor a todo y a todos.
    
El judicial no es un poder (aunque lo llame así nuestra Constitución del 78); si acaso… una autoridad. (Una pálida caricatura del judicial como poder sería la Audiencia Nacional, tribunal de excepción, por cierto, prohibido expresamente por la Constitución). Técnicamente, el judicial sólo puede ser una rama del ejecutivo. Si fuera poder, pues que repetimos como loros que todos los poderes emanan del pueblo, el pueblo elegiría los jueces, y tenemos un sistema en que el pueblo no elige jueces (en el caso de Rivera, es que no quiere elegirlos) ni jefes de gobierno ni representantes del pueblo (hasta el sanchismo, el pueblo se limitaba a ratificar listas de partido estatal; y ahora ni eso).
    
El San Agustín del misterio trinitario del poder (un poder soberano que sin dejar de ser uno se descompone en tres independientes) es Montesquieu. Entre la Constitución inglesa, Montesquieu (que “leyó” erróneamente la no escrita Constitución inglesa) y la Constitución americana, los constituyentes franceses se volvieron tarumbas y en la Declaración de Derechos establecieron (artículo 16) que sin separación de poderes no hay Constitución. Aquí, los juristas del franquismo saltaron ese río con la fórmula “unidad de poder y coordinación de funciones”, que es en lo que andamos. En Francia, para la Constitución del 91, siguieron a Montesquieu y convirtieron la separación en confusión de poderes. Para la Constitución del 93 cambiaron a Montesquieu por Rousseau, y mandaron la separación a tomar viento.

Hasta hoy.