Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Que en España no hay revolucionarios ya lo dijo Bonafoux, y ahí tenemos al Gran Timonel vallecano de Podemos, que primero pidió un referéndum para la Semana Santa de Sevilla y ahora podría salir de penitente en la “Madrugá” llevando el cirio de don Guido en la mano.
En España no hay revolucionarios: sólo burgueses impacientes.
Bonafoux fue un periodista-espectáculo de los que ya no da España. Salía por París con un paraguas verde y enorme, y detrás iba un negro que decía a los asustados transeúntes: “Ése que va ahí, el del paraguas verde, es Bonafoux, el gran Bonafoux, el formidable escritor Bonafoux…”
Colombine (Carmen de Burgos, novelista, feminista, amante de Ramón) fue a París una Semana Santa (“y por cuenta de Romanones”). Ella siempre había dicho a Bonafoux que era anticlerical, como el cuñado de Aguirre, y librepensadora, como Cifuentes. ¿Y qué hizo? ¿Asistir a una ceremonia de las que celebran los librepensadores franceses para contrarrestar las católicas?
–Meterse de rondón en la iglesia de la Sorbona… y sentir.
Sintió “la necesidad de contemplar el espectáculo de la devoción en París a la hora del recogimiento, del sermón de las Siete Palabras, del ‘Miserere’ en el momento solemne en que se rasga el velo del templo y el Universo se estremece y la cascada maravillosa de la ‘Marcha de los guerreros’, de Beethoven, se extiende por el templo con toda la augusta majestad de un viático elevado al cielo”.
Sintió “un momento de verdadera espiritualidad, una emoción estética que tendía su religiosidad sobre nosotros”.
Sintió “por anticipado el soplo de la Resurrección”.
–Yo continuaba con la impresión de que no existía este año la Semana Santa. Y, sin embargo, al buscar el programa de los teatros de moda para ver las ‘toilettes’ de las artistas de moda, he encontrado, formando columna, la palabra “Relâche”. Es difícil librarse de las costumbres…
Acotación de Bonafoux: “Porque el público estaba fuera, madama”.