jueves, 3 de enero de 2013

La ciencia y el tupé de Imanol Arias

El tupé de J. B.
(Colección Look de Té)

Jorge Bustos

 El tupé de Imanol Arias, quien no sólo retransmitió las campanadas tras meter los dedos del pie en el enchufe sino que los mantuvo metidos durante toda la retransmisión, está distrayendo a los analistas de las noticias verdaderamente significativas como la artroscopia de Pepe, el abismo fiscal de Obama –sobre el que Peter Jackson prepara ya una fantasía épica– y, por encima de todas, la revelación de que el Austrolopithecus afarensis pudo no haber abandonado su vida en los árboles por completo, a la luz de un nuevo estudio que demuestra que el pie y el tobillo adaptados a la vida terrestre no excluyen la escalada del repertorio conductual de los humanos cazadores y recolectores, reza el teletipo de Europa Press.

A uno le gusta hacerse eco de los hallazgos de la Antropología Paleontológica porque siempre he sospechado que esa ciencia tan rigurosa acabará desvelando los arcanos sustantivos de la raza homínida actual, de modo que un día será capaz de explicarnos cómo se es solamente amigo de las mujeres y para qué votamos cada cuatro años y por qué Casillas nunca aprendió a salir en las jugadas a balón parado, teniendo el mismo número de extremidades que el resto de mejores porteros del mundo. Lo que parece claro de momento es que Casillas no proviene del Austrolopithecus afarensis porque la vida arborícola exige colgarse de las lianas, y colgarse de las lianas presupone mucha mayor agilidad que colgarse del larguero.

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