George Sand
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Amanece San Francisco de Sales, patrón de los periodistas.
En ABC, una portada verdadera que parece falsa: el jefe de la Esquerra, Junqueras, saludando taurinamente a la sedición con un gesto entre la perfidia abisal del Abd el-Krim retratado por Alfonso y la socarronería simpática del Forest Whitaker de mirada pipa en “El último rey de Escocia”, mientras la Audiencia de Barcelona ordena reabrir la causa de los bombardeos de la ciudad en el 38.
Y en “El País”, una portada falsa que parece verdadera: el comandante Chávez agarrado como un generalísimo terminal al tubular de la existencia.
–¡Sólo un verano más! –pedía Hölderlin en el mismo trance.
Por Miles Johnson, del “Financial Times”, sabemos que, cuando la prima de riesgo coqueteaba con los 700 puntos, Rajoy “se encerró en su despacho y se puso a leer el ‘Marca’”.
Si el “putsch” catalán obligara a Rajoy a encerrarse en su despacho con el “Marca”, se encontraría con la portada del “putsch” futbolero, desmentido por el Madrid, de un tío de Móstoles y otro tío de Camas, patrióticamente celebrado por el periodismo deportivo, que sería al periodismo lo que la música militar a la música, y lo dice uno que ha sido las dos cosas: periodista deportivo en un Mundial y músico militar (una tarde, que fue lo que le llevó a un brigada hacerme la prueba) en la banda de la base de Castrillo del Val.
San Francisco de Sales es patrón del periodismo porque, queriendo ser cura, se lo ocultó a su padre, como hacen hoy los chicos que quieren ser periodistas.
Por eso me fascina el caso de ese director de Ideas, Mulas, mezcla de Zelig y Forrest Gump para el cameo fotográfico, y especie de Cary Grant en esta “Luna nueva” del socialismo español, Pigmalión del personaje Amy Martin, especie, a su vez, de Hildy Johnson, compañera de agencia de Millás y de Marías, y capaz de facturar 3.002,03 euros por unas líneas sobre el hambre en Somalia.
Amy Martin es nuestra George Sand.