domingo, 27 de enero de 2013

El síndrome del bollo

Sartén con huevo / Molleda
(Detalle)

Alberto Salcedo Ramos
El Colombiano
A la agenda periodística de Colombia nunca le falta una frase ofensiva.

La de esta semana fue pronunciada por Fernando Salazar, presidente del equipo Itagüí: "Los jugadores de hoy son unas prostitutas vestidas de uniforme de fútbol", dijo. Y añadió: "Se venden al mejor postor".

La actitud de Salazar evidencia una tara de este país extremista e injusto.

Muchos colombianos encuentran siempre una razón para creerse de mejor familia que el resto, y van por ahí ninguneando a los demás a punta de insultos.

A este prejuicio podríamos llamarle el "síndrome del bollo".

Cuando en la región andina dicen "bollo", recordemos, es como cuando en el diccionario de la RAE dicen "mojón".

Se refieren a "porción compacta de excremento humano".

El "síndrome del bollo" es un mal antiquísimo como el país mismo, pero su nombre solo vino a conocerse en mayo de 2012.

Fue cuando el diputado Rodrigo Mesa dijo que invertir dinero en Chocó, el departamento más pobre de Colombia, era como "meterle perfume a un bollo".

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