sábado, 18 de febrero de 2012

Martinete

Arco 2012

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Ya sé que da rabia que la piel del oso verde del padre Piquer la lleve puesta un señorito (atildado y marinero) de la Ugt que mañana acaudillará en Madrid la charlotada contra la reforma laboral, pero Martínez apenas da para un martinete sindical.

Anda que Martínez no estaría mejor mañana en el Cabo de Gata que en la Puerta del Sol, cantando en un velero “Por la bahía”, mas España vive un tiempo de excepción donde la regla es… Martínez, el sindicalista de los ciento ochenta mil “eurosos” y tarjetón.

Que Martínez no es un monstruo, vamos.

Al hombre le repugna la pobreza, que oprime su personalidad y la de los suyos, como lo prueba el fracaso de todas las doctrinas ascéticas.

Eso escribió en “El Sol” el compañero Araquistáin, que venía de colar en la Constitución del 31 la “boutade” que definía a España como “una República de trabajadores”. Y añadía el director de “Claridad”: “Cada época y cada sociedad se rigen por un ‘standard’ o tipo medio de vida, al cual no es lícito renunciar sin comprometer la salud de la especie o el destino personal.”

¿Por qué Martínez, símbolo de la gran familia araquistainesca de nuestro sindicalismo, había de comprometer su destino personal o la salud de su especie?

Lo importante es lo que Buenaventura Durruti nos pregunta en un cuadro de Arco:

¿Qué hiciste hoy por la libertad?

El Gobierno, soltar al preso más antiguo de España (que no lo era). Y mi admirado Gregorio Luri, reparar en que unas oposiciones andaluzas a profesores exigen un mínimo de plazas para “personas que acrediten discapacidad intelectual”.

¡Vamos con ese martinete!

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