Pablo Infante el Calvo, ante el Burgos
Francisco Javier Gómez Izquierdo
La emoción del fútbol no está en las Liguillas de Championlí, ni en un Spórting-Rácing , y por supuesto mucho menos en un Getafe- Barça o un Levante-R. Madrid de la Liga española. Luego va el Getafe y gana a los culés y el Levante se alza con el triunfo ante los merengues, pero no dejan de ser accidentes que no suelen tener trascendencia, y si la tienen se hace ver seis meses después, cuando se suman los puntos que pudieron ser.
La emoción en el fútbol hay que buscarla en la Copa, donde los encuentros son auténticos duelos en los que se ha de ir a vida o muerte y donde en realidad, el aficionado no persigue el trofeo sino el prodigio de ver a su Alcorcón doblegando la cerviz del poderoso Real Madrid ayer, o el primerdivisionista Zaragoza hoy.
Esta noche, los incondicionales del Albacete, Alcorcón, Córdoba, Mirandés... han disfrutado como sólo se disfruta en los partidos de Copa y a los que en verdad acuden los seguidores irreductibles. A mi memoria se le van haciendo agujeros, pero de entre los incontables partidos en los que he estado presente, aún no se ha borrado un Burgos-Zaragoza, creo que en cuartos y nevando con rabia, donde el portero Vitaller paró lo imposible. O un Burgos-Granada en el que Izcoa se echó un trago de vino de nuestra bota de las tres zetas. O cuando llevé a mi tierno infante de ocho o diez años a El Arcángel en un Córdoba-Betis y al saltar los jugadores acertó a decirme: “... parece como que tengo hormigas en el estómago, pero no me duele”.
-La emoción, hijo. Eso es la emoción.
Aquél día, Fernando marcó un golazo de tacón y Dani un golito con la chepa y el Betis eliminó al Córdoba. Esta noche, Iturralde nos ha dejado con 10 jugadores, pero los blanquiverdes hemos merecido pasar, porque hemos sido mejores que los verdiblancos. En el partido de ida ya se sospechaba el resultado por lo que no ha de sorprender la eliminación del Betis. El auténtico sorpresón es lo del Mirandés, a cuyo triunfo no se le han de restar méritos por mucha ruina que venga amenazando al Villarreal en estos dos últimos meses. Si el Mirandés hubiese aprendido el Reglamento en su momento, hoy estaría ya en 2ª División, pero como no lo supo esta última primavera ante el Guadalajara, está condenado al infierno de la 2ªB. Esta noche, el calvito Pablo Infante, aquél que se casó un sábado en Extremadura y sin noche de bodas jugó en Miranda el domingo ante el Guadalajara, ha levantado dos monumentos de tanta categoría en El Madrigal, que hasta los castellonenses han roto a aplaudir, asombrados.
¿Y qué decir del Albacete ante el Atleti? Pues que se demuestra que el Atleti no necesita psicólogos, sino psicología. Los psicólogos suelen desvariar de continuo, y sus desvaríos, los pusilánimes los tienen por ciencia y los crédulos por oraciones. Los que aún nos atrevemos a despreciar sus necedades sabemos cómo acaban siempre los discursos de gente que vive del hipnotismo oral.
En fin, que nos vamos de vacaciones y por fin los aficionados hemos disfrutado de una tarde de emoción, a la espera de la auténtica Copa de Europa, la de los duelos a doble partido. Como la Copa de esta noche.
La emoción del fútbol no está en las Liguillas de Championlí, ni en un Spórting-Rácing , y por supuesto mucho menos en un Getafe- Barça o un Levante-R. Madrid de la Liga española. Luego va el Getafe y gana a los culés y el Levante se alza con el triunfo ante los merengues, pero no dejan de ser accidentes que no suelen tener trascendencia, y si la tienen se hace ver seis meses después, cuando se suman los puntos que pudieron ser.
La emoción en el fútbol hay que buscarla en la Copa, donde los encuentros son auténticos duelos en los que se ha de ir a vida o muerte y donde en realidad, el aficionado no persigue el trofeo sino el prodigio de ver a su Alcorcón doblegando la cerviz del poderoso Real Madrid ayer, o el primerdivisionista Zaragoza hoy.
Esta noche, los incondicionales del Albacete, Alcorcón, Córdoba, Mirandés... han disfrutado como sólo se disfruta en los partidos de Copa y a los que en verdad acuden los seguidores irreductibles. A mi memoria se le van haciendo agujeros, pero de entre los incontables partidos en los que he estado presente, aún no se ha borrado un Burgos-Zaragoza, creo que en cuartos y nevando con rabia, donde el portero Vitaller paró lo imposible. O un Burgos-Granada en el que Izcoa se echó un trago de vino de nuestra bota de las tres zetas. O cuando llevé a mi tierno infante de ocho o diez años a El Arcángel en un Córdoba-Betis y al saltar los jugadores acertó a decirme: “... parece como que tengo hormigas en el estómago, pero no me duele”.
-La emoción, hijo. Eso es la emoción.
Aquél día, Fernando marcó un golazo de tacón y Dani un golito con la chepa y el Betis eliminó al Córdoba. Esta noche, Iturralde nos ha dejado con 10 jugadores, pero los blanquiverdes hemos merecido pasar, porque hemos sido mejores que los verdiblancos. En el partido de ida ya se sospechaba el resultado por lo que no ha de sorprender la eliminación del Betis. El auténtico sorpresón es lo del Mirandés, a cuyo triunfo no se le han de restar méritos por mucha ruina que venga amenazando al Villarreal en estos dos últimos meses. Si el Mirandés hubiese aprendido el Reglamento en su momento, hoy estaría ya en 2ª División, pero como no lo supo esta última primavera ante el Guadalajara, está condenado al infierno de la 2ªB. Esta noche, el calvito Pablo Infante, aquél que se casó un sábado en Extremadura y sin noche de bodas jugó en Miranda el domingo ante el Guadalajara, ha levantado dos monumentos de tanta categoría en El Madrigal, que hasta los castellonenses han roto a aplaudir, asombrados.
¿Y qué decir del Albacete ante el Atleti? Pues que se demuestra que el Atleti no necesita psicólogos, sino psicología. Los psicólogos suelen desvariar de continuo, y sus desvaríos, los pusilánimes los tienen por ciencia y los crédulos por oraciones. Los que aún nos atrevemos a despreciar sus necedades sabemos cómo acaban siempre los discursos de gente que vive del hipnotismo oral.
En fin, que nos vamos de vacaciones y por fin los aficionados hemos disfrutado de una tarde de emoción, a la espera de la auténtica Copa de Europa, la de los duelos a doble partido. Como la Copa de esta noche.