Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Por si ustedes todavía no han reparado en ellas, Gallardón ya ha comenzado a instalar las paradas de bus diseñadas por Siza para “panteonizar” Madrid: se trata de unas cajas o “boîtes” de cristal en cuyo interior podrían alcanzarse en un día de sol estival los setenta u ochenta grados. Una vez dentro, lo primero que se viene a la cabeza es la escena de José Luis López Vázquez en “La cabina”, y, a partir de aquí, la imaginación se dispara al aire de su vuelo. Al sol madrileño de julio, en esas “boîtes” de Siza yo metería a Gallardón y a Gabilondo para los debates electorales, si se confirma que el ministro de Educación aspira a ser alcalde de Madrid, que, por las bobadas que dice, parece que sí. Este hombre es ministro porque en la España de Zapatero todo el que quiere puede ser ministro. Y porque en la revista de la Ugt dijo algo que volvió loco a Zapatero, que, por cierto, es de León, razón por la cual le señalan los que hacen circular por la red esta profecía de Nostradamus: “De tierras con nombre de animal, vendrá quien gobierne a los iberos, adorará a reyes negros y abrazará religiones extrañas. Llenará su palacio de bufones y aduladores y usando su propia máscara de bufón, traerá consigo el hambre, la pobreza y la desesperación...” (Hambre, bicis y alpargatas.) Lo que dijo Gabilondo: “Primero, creo que se puede ser ciudadano sin ser religioso, salvo que sea obligatorio ser religioso para ser ciudadano, pero también creo que se puede ser ciudadano siendo religioso. Pero ya sólo con esta distinción se vería que no se puede identificar sin más una cosa con la otra. Y además ocurre otra cosa: que la libertad religiosa supone también un espacio de elección, de opción, y yo creo que ser ciudadano no es una opción, una decisión, sino que es consustancial en un espacio democrático al hecho mismo de ser hombres en común.” Etcétera. ¿Qué escenario más adecuado a la cháchara gabilondesa que una “boîte” de Siza? Y la chusma, afuera, en bermudas y chancletas, animando.

