Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Salen en libro, editadas por Manuel Ferro, las entrevistas (“Qué me dices”) de José-Miguel Ullán, que van de Barthes (El País) a Westphalen (ABC), pasando por Borges, Paz, Zambrano, Morgan (Lina), Jiménez (María) o Raphael.
Al cabo del tiempo, me da que la entrevista es el género periodístico más interesante, pero los grandes del articulismo (por esnobismo: para empezar, decían “interviú”) lo detestaban. A Pemán le parecía la fórmula más ramplona, y echaba por delante a D’Ors (“un artículo que escribe uno y cobra otro”). Jardiel veía en la entrevista “la necesidad al servicio de la vanidad”. Y para Ruano, que en el café Teide le “guionizó” a Ullán el José-Miguel, la interviú era el género periodístico que más detestaba, “y al que parece que me han condenado los dioses”.
Uno, cuya atención lectora ya no tolera un libro de artículos, pide hamaca para solazarse con un libro de entrevistas, vengan de El Caballero Audaz (¡un Tico Medina de verdad!) o del Ullán que iluminó una época con ellas, “corrosivas y alegres, exóticas y chisposas, confesionales y efervescentes”.
–No, en serio, que Natalia perdió un hijo en la cola –es la confidencia de Raphael en un momento de la conversación sobre el manejo de multitudes.
–¿En qué cola?
–En la de la muerte de Franco.
A Barthes, para un neumotórax extrapleural, le quitaron un trozo de costilla que luego le devolvieron. No se atrevía a deshacerse de él (“especie de pene óseo análogo al hueso de una chuleta de cordero”) por temor de atentar contra sí mismo, pero dice que un día lo arrojó por el balcón a la calle, donde algún perro acudiría a olfatearla.
Monique Lange, biógrafa de Edith Piaf, cuenta la leyenda de la cita prostibularia de Edith, a quien le faltaban diez francos para pagar el entierro de su hijita.
Marguerite Duras descubre una nueva dimensión política, “la única que me parece seria: la de la indiferencia”. Y explica: “En mi pueblo la gente ha dejado de ver los telediarios. Hay, por ejemplo, una mujer loca que ha quedado embarazada. Pues bien, ya se sabe en el pueblo que somos seis o siete mujeres las que nos ocuparemos del niño cuando nazca”.
–Mira, yo no soy muy ardiente que digamos –zanja otra discusión María Jiménez–. Yo soy más bien frígida.
Borges, que vuelve de Barcelona (“lo que yo he encontrado en Barcelona es que todos los catalanes son profesionalmente catalanes”), admite su fracaso con la cocaína y la marihuana. Con la cocaína se sintió “gárrulo, pero nervioso”. Y con la marihuana no sintió nada.
–Ahora, yo estuve a punto de ser borracho.
Lina Morgan gusta de coleccionar elefantes con la trompa hacia arriba, Umbral dice que el Rey le lee todas las mañanas “con terror, Paco”, Cortázar se revela como un cenutrio en cuestiones políticas y Pedro, de Pecos, dice que nunca votará. En casa de la Jurado: “La puerta se abre. Pedro Carrasco saluda: ‘¡Jau!’ La niña se desliza para pedir un chupa-chups. Rocío aprovecha para abanicarse”.
[Viernes, 3 de Abril]