miércoles, 11 de octubre de 2017

Companys

Companys proclamó la republiqueta de Sánchez por amor a Carmen Ballester


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Companys, gran taurino, no proclamó la independencia de Cataluña, como dice Pablo Casado, sino la República Catalana como Estado integrante de la Federación Ibérica, es decir, la República federal… ¡de Pedro Sánchez! (frente a la República burguesa de Don Niceto, el Botas), pero esto sólo lo ha visto Trevijano (el repúblico de la Junta Democrática, no el constitucionario del Tribunal Constitucional).

¡Catalans, a les armes, a les armes! –fue el toque a rebato radiofónico en el 34.

Companys hizo la proclama para impresionar a su amada Carmen Ballester, aunque el discurso lo había escrito José María Massip, cochero de punto, taxista, indigente, ateneísta, concejal… y, al cabo, corresponsal de ABC en Washington y Nueva York.

En el 34, por su proclama, Companys fue condenado a un sainete judicial (“¿Disparó contra el Ejército español?” “No lo sé”. “¿Llevaban uniforme español?” “Sí”. Etcétera). Pero en el 40 fue condenado a muerte por “rebelión militar” (eufemismo franquista para designar las actividades filantrópicas de los reos durante la guerra), como el abuelo de Pablemos, sólo que Companys no tuvo la suerte de encontrar en el 38 un cura para casarse (argumento que Iglesias puso sobre la mesa para el indulto) ni a unos peces gordos de Falange como Vázquez-Prada (con busto de Víctor Ochoa en Oviedo) y Ezequiel Puig Maestro-Amado, pues entonces Companys habría sido un simpático inspector de Trabajo franquista.

Políticamente, Sánchez es un tonto de estación: se te pega en Venta de Baños y te tienes que tirar del tren en Grijota, porque él no te suelta. Sánchez tiene el unicornio de Companys, la República federal, y la nieta de Batet (y ex de Lassalle, el Bannon de Mariano) lo ha convencido de que Companys es el Cromwell español (Rivera, que no sabe quién es Cromwell –ni Companys–, votó a favor del indulto parlamentario). El problema ahora es encontrar un pasaporte para Machado, que, palabra de Sánchez, nació en Soria, pinoso cantón.