sábado, 19 de julio de 2014

La cláusula



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Es julio, hace calor y no es fácil llegar a ella debido a la maleza literaria que la oculta, pero ahí está, al final del manifiesto federalista de la izquierda carpetovetónica, la cláusula que espiritualmente la retrata.
    
Entre las firmas figura algún Premio Cervantes, al que el ministerio del ramo debería despojar del título por suscribir semejante español.

    Sentado el “deseo firme” de seguir “conviviendo juntos” (sic), dice la cláusula:

    “Una financiación justa y equilibrada, basada en los principios de igualdad de derechos de los ciudadanos, de solidaridad entre los territorios y de ordinalidad, en el sentido de que ninguna comunidad se empobrezca por causa de la referida solidaridad.”

    ¡Ah, la ordinalidad!

    La ordinalidad que es una ordinariez, pues, si no lo hemos entendido mal (la redacción, desde luego, es de izquierdas, aunque parece obra de un Tono Martínez, el gestor cultural de Ana Botella), se trata de que los catalanes no tengan que empobrecerse por causa de la solidaridad.
   
 La ordinalidad progresista de estos federalistas se formula como el escepticismo judío de aquellos polacos del cuento de Bertrand Russell invocado por Trevijano para mostrar que en el reino de la falsedad el maquiavelismo consiste en decir públicamente la verdad.

    –Dos amigos en una estación. “¿Adónde vas?” “A Cracovia”. “Eso dices para que yo crea que vas a Varsovia. Pero no me engañas. Tú vas a Cracovia. ¿Por qué no has dicho la verdad diciéndome que vas a Varsovia?”
    
La izquierda maquiavélica ha dicho públicamente la verdad de la ordinalidad.
    
Bien, pues si de “convivir juntos” (sic) se trata, ¿esta cosa de la ordinalidad es sólo para catalanes o vale para el resto de españoles?

    ¿Puede Amancio Ortega presentarse en la ventanilla de Montoro y, en nombre de la ordinalidad, hacer valer su derecho federal a no empobrecerse por causa de la solidaridad? (Y quien dice Amancio Ortega, dice uno mismo, claro.)

    Al parecer, sí. Pero primero hay que federarse.