Rosa Belmonte
Abc
La culpa es de María Teresa Campos. A ella se le ocurrieron las tertulias políticas en televisión y se llevó a María Antonia Iglesias a «Día a día», justo después de dejar ésta la dirección de los Servicios Informativos de TVE. Empezaba entonces, en 1996, su carrera como habladora y «tocaballs» de platós. Llegó a su máximo con «La noria» y «El gran debate». María Antonia Iglesias se convirtió en la Belén Esteban de estos programas. Lo digo porque cuando se iba, por motivos de salud, volvía con una gran entrevista deluxe que le hacía Jordi González. En 2009, le dio un infarto al terminar una «noria» (siempre pensamos que al que le iba a dar era a Enric Sopena, que hablaba ahogándose, como el amigo negro de «Malcolm in the Middle»).
Lo de Iglesias eran numerazos. Sacó de quicio a Peñafiel situándolo en la extrema derecha y preguntándole si le iba a pegar cuando él se incorporó (no sé qué habrá sido peor para Peñafiel, si tener enfrente a Iglesias o a la Esteban). Otro día llamó de todo (se lo llamaron mutuamente) a Miguel Ángel Rodríguez. También se ofendió mucho cuando Pedro Ruiz le rebotó su propia frase («¿Usted es puta o no es puta?»). Como si fuera una acusación posible. También memorable cuando se la echaron a Montse Suárez en el debate de Bankia. Sabía dónde apretar para que el contrario saltara por los aires. Un 70% de opinión, un 10% de ocurrencias y un 20% de espectáculo.
De pequeña, fantaseaba con una película bélica donde lucharan nazis contra japoneses. De mayor me he quedado con las ganas de una lucha entre María Antonia Iglesias y Pablo ídem.
De pequeña, fantaseaba con una película bélica donde lucharan nazis contra japoneses. De mayor me he quedado con las ganas de una lucha entre María Antonia Iglesias y Pablo ídem.