Tío Júnior
Ya lo dijo el tío de Tony Soprano: la jodimos con el psicoanálisis y el cunnilingus
Hughes
Me pareció una serie feminista, luminosamente feminista. Hay un capítulo maravilloso en el que las mujeres de la serie descubren el vibrador. La terapia, al contrario de lo que sucede en Los Soprano, es un recurso femenino, pero como herramienta matrimonial. Lo que la mujer del protagonista le cuenta al psiquiatra acaba en los oídos del marido.
El psicoanálisis como un instrumento masculino, no como una forma de profundización en la psique femenina, sino como instrumento de dominio. Pero hay más… el aburrimiento de las amas de casa en los suburbios, un poco como en Vía Revolucionaria, y, sobre todo, el acceso de la mujer al mundo laboral. Ahí destaca la visión de la secretaria, cuyos ojos son la voz narradora de lo que sucede en la oficina. Es curioso que su ascenso laboral vaya aparejado a la pérdida de la figura femenina y, al coronarse, sea puesto en peligro por la propia maternidad.
Una maternidad que ni esperaba, como un sabotaje implícito a su rebeldía. El machismo, la desfachatez masculina son parte de la serie, como esas encantadoras oficinistas llorando en los servicios de Sterling Cooper. Hay más de un homenaje a El Apartamento de Wilder, pero es curioso que Wilder retratando los 50 nos parezca Disney y, sin embargo, qué insoportablemente acerado nos resultó ver Vía Revolucionaria o esta Mad Men. El punto de vista actual es de una crudeza incomparable. Hay citas cinéfilas descaradas, como las fiestas en la oficina, que recuerdan absolutamente a El Apartamento. Pero aquí, ya digo, Lemmon es, sobre todo, la mujer.
Ya lo dijo el tío de Tony Soprano: la jodimos con el psicoanálisis y el cunnilingus. Pues eso es la serie: Mad Men es el inicio de la terapia femenina y su apoderamiento de su sexualidad, del poder consumista y de terrenos de poder en el trabajo. En los cincuenta, tras la guerra, nace la terapia como algo institucionalizado. La serie es un catálogo fascinante de referencias sociales, literarias y audiovisuales. El hombre del siglo XXI aprendiendo de los años 50 y la mujer liberada por la publicidad.
En La Gaceta