Azorín, el Xavi de las letras
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Sabido es que las carreras universitarias en la Democracia son como los trabajos eventuales en la Dictadura: una cosa para toda la vida.
Leo que el líder de la huelga estudiantil tiene 28 años, que son seis más que Alejandro cuando acometió la conquista del imperio persa, aunque sólo uno más que Cristiano Ronaldo, que salió de Madeira con 14 para meter goles en Portugal, Inglaterra y España.
Sin embargo, ¿qué son 28 años en una Universidad española?
Intelectualmente, a esa edad, en España se está dotado para recitar la alineación del Barcelona, que es la murga mediática de nuestra socialdemocracia, pero no para entender el tiquitaca.
El tiquitaca es un producto del carácter catalán impuesto por un señor de Hortaleza, Luis Aragonés Suárez, y explicado por un señor de Palafrugell, Josep Pla i Casadevall, en una entrevista de TVE que ustedes encontrarán en el youtube.
En esa entrevista, Pla resume la complejidad del idioma castellano con el ejemplo de Azorín, el Xavi de las letras:
–Azorín. Excelente escritor. Lo que pasa es que no sabía el castellano. “La puerta es verde”. Eso no es castellano. Castellano es la frase larga que se termina generalmente en cola de pescado. Azorín escribe en catalán.
Y para Pla el idioma catalán es un tiquitaca del lenguaje: un artículo, un sustantivo, un verbo y un predicado. Cortita y al pie. “La puerta es verde”. “El cielo es azul”. Es decir, Azorín.
Con lo que Xavi vendría a ser el Azorín del fútbol.
Luego Pla, en lo que lía un cigarro del país, va y dice a su entrevistador, Soler Serrano, que el catalán es un copista, que le gusta copiar.
–El catalán es un ser que se ha pasado la vida siendo español cien por cien y le han dicho que tiene que ser otra cosa.