jueves, 11 de octubre de 2012

El manicomio español

¿Dónde tiene su casa el Sol?

Francisco Javier Gómez Izquierdo

Murió Franco cuando empecé a afeitarme con Filomatic y aquel periodo iniciático de mirarte a la cara en el cuarto de baño rumiando los significados de jóvenes palabras como democracia, amnistía y libertad, estoy seguro que contribuyó a formar lo que hoy sólo es desmoralizador escepticismo, pues  cada día se desayuna uno con mayores insensateces elevadas a la categoría de noticia importante y ocurriendo parecidos episodios a la misma hora, alguien vendrá a explicarle a usted lo que usted no sabe ver.
     
Tienen noticias de la tremolina que se ha liado en la parte musulmana del planeta  porque un exhibicionista americano se ha metido con su profeta. La progresía española siempre dispuesta a encontrar al fascista bajo la sombra del cardo ha culpado al yanqui por irreverente, pero no dice ni “mu” ante las risitas pegando tiros de un intelectual catalán de paseo por el bosque con una muchacha que enseña pantorrillas y jijijanea condenando a muerte ó sólo a tiro en las piernas a los odiados españoles. 

La televisada excursión exterminadora está pagada con dinero de los Presupuestos y difundida para aprovechamiento de niños y mayores, a los que se les ha de quedar en la magín que el patriotismo catalán está legitimado a reírse del españolito...,  y si no bastara la risa, pues se tira de pistola.
      
Mientras el carácter de servicio público brillaba en TV3 con la mixta pareja mataveinte, el ministro de los estudiantes hablaba de españolizar a los niños catalanes..., ¡¡y allí fue Troya!!  Como biliosos talibanes consagrados a la custodia del burka educativo, muchos más necios de los que son tolerables, han disparatado contra las palabras de un señor que tiene la obligación de diferenciar un español de un qatarí, y si tanto Obama como Putin llaman español al nacido en Tarrasa, ¿por qué no lo puede decir el ministro de los nacidos en Tarrasa?
      
Hemos llegado al sindiós de abominar de lo evidente, sustituyéndolo por quimeras de comeorzas  a los que las teles han convertido en oráculos, y así... el vulgo se escandaliza en la obviedad, acepta  las leyendas de aldea como verdad histórica y desprecia la leyes yéndose de parranda con los delincuentes.
     Hoy, la democracia se reduce a “sólo yo tengo razón”,  el imperio de la Ley a un asqueroso buffet libre y la libertad a tener mucho cuidado por donde vas y “ojito con lo que hablas”.
     
Dice mi doña que los padres de los alumnos españoles van a hacer huelga y no van a dejar ir a sus hijos al colegio. No me entran ganas de calificar el despropósito, pero imagino a mi madre, allá en los 70, diciéndome no vayas a estudiar... y me dan ganas de llorar.