martes, 27 de marzo de 2012

Primer vistazo a los carteles de San Isidro


José Ramón Márquez


¿Qué podemos decir de los carteles que hoy ha dado la Empresa al público conocimento? ¿Qué decir de esta desesperanza que entrañan, de este callejón sin salida que encierran para quien quiera verlo?

Pensando con realismo, ¿se podrían haber hecho otros? Podemos decir que sí, que descaradamente faltan en esos carteles un buen puñado de toreros, que por lo menos faltan Bienvenida, Rafael Ortega, Antoñete, El Viti, Paco Camino, Antonio Ordóñez, Pepe Luis, Curro Romero, José Luis Parada, Ruiz Miguel, Manili o José Antonio Campuzano; y de ganaderías, lo mismo, que se echa de menos a Miura, Pablo Romero, Conde de la Corte, Murteira Grave, Alonso Moreno de la Cova, Atanasio Martín o Hernández Pla...

Certificando, una vez más, el chasco de que no aparezcan en los carteles los nombres que a uno le gustaría ver anunciados, para incrementar el planchazo, nos echan a la cara los carteles del sí o sí, porque esto son lentejas y porque, querámoslo o no, apenas hay más cera que ésta que arde.
Para calibrar la situación de la fiesta que retratan los carteles de San Isidro, encuesta a pie de urna de la cartelería, basta con echar una ojeada a los toreros que son los cabezas de cartel, los que ya llevan sus buenos años de alternativa, los que están en disposición de mostrar su magisterio.

Pondré en fila los diecisiete nombres, para que se comprenda. Son Abellán, Uceda, Tejela, Aparicio, El Cid, Castella, Juan Bautista, Fundi, Morante, Espínola, Frascuelo, López-Chaves, Rafaelillo, José Luis Moreno, Curro Díaz, Ferrera y El Cordobés. Acaso la mayor desesperanza que transmiten estos carteles venga al contemplar esta relación de cabezas de cartel, toreros asolerados, la mayoría de ellos vistos cien veces. De la mayoría de ellos no queda en la memoria ni un mal recuerdo salvo, acaso, la felicidad de verlos irse por su propio pie hacia la puerta de cuadrillas. Toreros de los que te acuerdas justamente el día que los ves en el cartel; toreros que primero salen y luego se van y entre medias no hubo nada.

¿Mejoraría algo el páramo si en la lista de más arriba estuviesen Ponce y July? En mi opinión, no. Es cosa sabida mi profunda desafección por la tauromaquia julyana y mi admiración por Ponce, desde el mismo día de sus respectivas presentaciones como novilleros en Las Ventas, cada uno con sus matices, que esto no es cosa de blancos o negros, pero creo que la presencia de cualquiera de ambos personajes en las condiciones en que estarían dispuestos a venir no satisfarían más que a sus respectivos hooligans o estómagos agradecidos. Si Ponce desea hacer un esfuerzo al año con toros, en el ocaso de su carrera, lo hará en Bilbao, que es plaza adicta a la que guarda una fidelidad extraordinaria. July, por su parte, ha construido su carrera de espaldas al toro y no es de recibo pensar que ahora iba a prestarse a venir a Madrid, plaza harto hostil para él, precisamente a hacer el gran esfuerzo que nunca ha hecho y que tantos le reclamamos con insistencia.

Por último señalemos la injusticia palmaria que se comete con al abuelo de la torería andante, el buenazo de Frascuelo, al que no han tenido el detalle de ponerle en la Feria de la Articultura, con los torillos del arte y la cultura. Sin atender a las canas del irreductible torero, han tenido la desfachatez de dejar los torillos más febles y más bobitos para que los despachen, sin pasar sustos innecesarios, unos mozalbetes llenos de vida y de ímpetus, dada su condición de artistas inmarcesibles y de hombres de la cultura de la o y el canuto.